Investigadores del grupo Globe de la Universidad de Granada han estudiado las diferencias de género en experimentos económicos sobre aversión al riesgo, confianza, decepción y liderazgo, para analizar cómo se diferencian hombres y mujeres en la toma de decisiones.
Los expertos, que utilizan juegos experimentales para explicar la toma de decisiones humanas, han comprobado que existe una claro efecto de género sobre el comportamiento y las recompensas de sus pruebas. Para explicarlo, el investigador principal del proyecto, Pablo Brañas Garza, comienza con un ejemplo. “Pensemos en la promoción a un alto cargo de una empresa. Una mujer puede ser discriminada por la empresa y no ser promovida a pesar de tener la misma cualificación que otros candidatos varones, pero también puede renunciar (ella sola) a promociones laborales porque ‘no crea que va a ser elegida’ o porque crea ‘que ese trabajo no es para mujeres’. También puede ser que la mujer renuncie porque tiene preferencias distintas y simplemente no esté interesada”, apunta el experto a la Fundación Descubre.
Falta de mujeres en altos cargos
Los investigadores realizan una serie de experimentos que persiguen explicar estos comportamientos. “La falta de mujeres en altos cargos puede deberse a la existencia de discriminación, pero puede que muchas mujeres no se presenten a la ‘competición’ de la promoción interna. Lo que no sabemos es si esa decisión de retirarse de la competición es tomada libremente (preferencia) o, por el contrario, su retirada es consecuencia de la aceptación de unos roles”, aclara Brañas Garza.
Para estudiar esta dinámica, los investigadores plantearon un juego denominado el dilema del viajero, donde los participantes compiten por llevarse un premio en un torneo. Cada participante se enfrenta a otro y hay un único ganador. Para que no influyan cuestiones educativas o culturales, el juego es muy abstracto. “De hecho, al terminar se les pide que nos cuenten cómo han ido tomando las decisiones en las pruebas”, explica Brañas Garza.
En este estudio, publicado en el Journal of Economic Behavior & Organization, en el que han participado 238 sujetos, de los cuales 129 eran mujeres, se pregunta qué pretendían en el juego (a pesar de no entender muy bien en qué consiste debido a su carácter abstracto). Las respuestas varían en función de si son hombres o mujeres. Los primeros dicen significativamente más que pretendían “recortar al rival” y “aspirar a lo más alto”. Ellas usan significativamente más el argumento “no quiero arriesgarme” y “soluciones moderadas”.
Por tanto, los investigadores han concluido que, en un juego abstracto como el dilema del viajero, las mujeres se muestran más precavidas que los hombres. “Es decir, no se dejan llevar por la ambición individual sino que dirigen sus acciones hacia objetivos más conservadores”, matiza Brañas Garza.