Loja recupera el trovo con una escuela taller para niños

Loja ha puesto en marcha una escuela taller de trovos en la que participan niños de distintas edades del municipio, en una iniciativa en España que busca recuperar este tradicional cante creado a partir de rimas improvisadas típicas de las zonas rurales que ha caído en desuso.

De la mano de reconocidos troveros locales como Manuel Gómez, este cante ha comenzado a recuperarse a través del Centro de Iniciativas Culturales “El Pósito”, que desde el pasado octubre acoge este taller que oferta, entre otras muchas experiencias formativas, la Universidad popular de Loja.

Gómez enseña a los incipientes trovadores las reglas básicas para conseguir una rima improvisada.

De los seis alumnos que integran la escuela taller, sólo hay un varón, Cristian Vico, que con tan solo doce años forma quintillas.

Manuel Gómez ha explicado a Efe que “para ser un buen trovador hay que tener ciertas aptitudes rítmicas y, sobre todo, practicar mucho”.

A razón de cuatro horas semanales, los niños de la escuela de trovos han sustituido la “play” y el balón por los trovos y la poesía.

“Ellos juegan con las palabras”, explica el profesor de este pionero taller.

Su primera actuación llegó el pasado agosto coincidiendo con el concurso internacional de trovos, una experiencia que les permitió descubrir el potencial poético de esta modalidad y a partir de ahí fueron muchos los niños que se apuntaron al taller.

Con el título de “Escuela taller Trovadores del siglo XXI. Herederos de los poetas del Genil”, esta experiencia formativa se desarrolla durante dos días en semana en el Centro de Iniciativas Culturales El Pósito de Loja y en el transcurso de cada clase, los alumnos realizan improvisaciones poéticas.

“Recitan versos rimados sobre sus experiencias en clase, sus amigos y estudios”, añade el docente, que explica que cada sesión comienza con la participación de un trovero que recita poemas al tiempo que los inventa, mientras que al paso le sale un nuevo trovero que le responde con otro cante también improvisado en ese momento.

Así se inicia un juego dialéctico en el que unos y otros “se levantan” coplas.

El objetivo de esta escuela taller es que sus participantes conozcan y aprendan el trovo y la riqueza lingüística que conlleva.

En apenas un minuto, ensartan estrofas de cinco versos rimados, la primera, por lo general, de presentación o bienvenida, mientras que la última es la despedida, explica Manuel Gómez.

REDACCIÓN / AGENCIAS

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