Un año más la capital de la Alpujarra vive sus días más emotivos dentro de los actos que se han preparado con motivo de la festividad del Santísimo Cristo de la Expiración. Centenares de orgiveños, visitantes y devotos han presenciado este mediodía del jueves el descendimiento de la imagen del Cristo de la Expiración. La bajada del Cristo desde su camarín hasta el altar mayor se convierte en un momento muy emotivo y emocionante en el que la imagen es aclamada cada año por los asistentes entre vítores, cohetes y música.
Y mañana viernes será el día grande, es fiesta local en Órgiva, a las doce del mediodía tendrá lugar la Santa Misa y por la tarde, a partir de las seis turno para la tradicional salida del Santísimo Cristo de la Expiración de Órgiva, un momento donde los orgiveños y devotos expresan todos sus deseos y promesas en forma de cohetes y pólvora, en definitiva, un momento muy emocionante y bonito.
Una tradición por los cohetes que viene desde muy antaño. Y es que el Cristo de la Expiración tiene en Órgiva una tradición morisca, a raíz de la invasión en 1815 en la Alpujarra, las cofradías por entonces estaban extinguidas con el cristianismo, y una forma de atraer a toda esa población morisca y vincularla a la religión, era a través de la pólvora, uno de sus principales gustos y, uniendo la pólvora y el cristianismo, surgió la cofradía del Cristo de la Expiración.
La imagen del Cristo de la Expiración data del año 1599 y la cofradía se fundó en 1820 y desde entonces llevan trabajando en que una vez al año los orgiveños den gracias a su patrón por conceder los deseos. Una de las curiosidades que más llaman la atención es que el Cristo de la Expiración responde también al apodo del “cojonuo”, nominación que se le da por la fuerza que tiene en conceder las promesas, por eso cuando se ven cumplidas se transforman en cohetes. En la capital de la Alpujarra existe gran devoción al Cristo de la Expiración y prueba de ello es que la cofradía la conforman más de 270 personas, gran parte de la población orgiveña.