Investigadores del Hospital Universitario Virgen de las Nieves y de la Universidad de Granada han acreditado que la obesidad y la delgadez extremas originan embarazos de riesgo.
Los investigadores han delimitado los riesgos del embarazo relacionados con la obesidad y los han comparado con los de mujeres con bajo peso para comprobar si la delgadez extrema también constituye un riesgo.
Según Sebastián Manzanares, principal autor del trabajo, durante el embarazo la obesidad se ha relacionado con trastornos de hipertensión, diabetes gestacional, parto prematuro, macrosomía (gran tamaño) del feto y muerte inexplicada de éste durante el parto.
Sin embargo, existen aún pocos datos sobre la relación entre el bajo peso y las complicaciones perinatales, ha explicado.
El estudio, publicado en la revista especializada “The Journal of Maternal-Fetal and Neonatal Medicine”, incluye una muestra de 3.016 embarazadas, 168 (5,5%) con delgadez extrema, 2.597 (86,1%) con peso normal y 251 (8,3%) con obesidad grave o mórbida.
Los resultados revelan que las madres obesas tienen mayor riesgo de desarrollar hipertensión y diabetes mellitus, y de colonización por estreptococo grupo B.
Además, en ellas es más frecuente que haya que inducir el parto o practicar cesárea, tanto electiva como de urgencia, y que el bebé sufra macrosomía fetal, acidosis al nacimiento y mortalidad perinatal.
Por otra parte, las mujeres con bajo peso son más propensas a padecer oligohidramnios (disminución en la cantidad de líquido amniótico) y a dar a luz a niños de bajo peso.
La incidencia de parto prematuro o retrasos en el parto no fue significativamente diferente en relación con el peso de la madre.
Según el autor, las madres con obesidad severa o mórbida presentan un riesgo mayor de resultados adversos y mortalidad perinatal, por lo que deberían recibir consejos sobre cómo reducir peso y reconocer los signos de alerta temprana de posibles complicaciones.
“Sin embargo, tanto este grupo como el de las mujeres con bajo peso deben ser considerados como de alto riesgo”, aclara.
El nuevo estudio muestra que los recién nacidos de mujeres con obesidad mórbida o severa son más gordos.
Además, el riesgo de macrosomía fetal es 2,3 veces mayor en este grupo en comparación con las mujeres de peso normal.
En opinión de los autores, “estos resultados justifican la necesidad de asesoramiento antes del embarazo y podrían ser un argumento convincente para la modificación del peso”.
El estudio demuestra el mayor riesgo de embarcarse en un embarazo en situación de obesidad severa o mórbida y también de bajo peso, concluye Manzanares.