El público de Granada respondió muy gratamente a la llamada de la Asociación Síndrome de Down de este XVI Festival Taurino a beneficio de dicho ente. Más de tres cuartos de entrada para una tarde en la que hubo de todo. El cartel estuvo a la altura de las circunstancias y aprovechó en todo lo que pudo el encierro que presentó Fernando Domecq para este evento, novillos-toros que acusaron falta de fuerza y cuya tónica fue de más a menos.
Aseado estuvo Enrique Ponce con un ejemplar que se vino a más en los últimos compases de la faena, aunque el ‘Zalduendo’ se definió embistiendo sin codicia alguna. Como hecho destacable, el hijo de Manuel Quinta debutaba como varilarguero en este festival.
El segundo de la tarde, que fue lidiado de muerte por ‘El Cordobés’ se mantuvo en los primeros tercios y fue viniéndose a menos en la franela, aunque el torero madrileño enjaretó un repertorio variado de adornos y pases propios que hicieron las delicias del respetable, especialmente cuando fue llevándose al morlaco hasta los tendidos de sol, donde lo despachó desafortunadamente, con varios pinchazos, lo que le privó de un segundo apéndice.
‘El Fandi’ salió arrollador ante su oponente, dando muestra del buen hacer con el capote que tiene el granadino. Despachando delantales elegantes y varios adornos que hicieron las delicias del público. El jaleo llegó en banderillas, como es costumbre. En la muleta, anduvo aseado, entendiendo al animal y ofreciendo grandes momentos. Estoconazo en todo lo alto y dos orejas al esportón.
Tras la merienda, en la que el público resarció el espíritu con condumios diversos, le tocó el turno a Cayetano Rivera que se topó quizá con el ejemplar más soso del encierro, sin chispa y sin emoción. Se mantuvo voluntarioso, intentando agradar a los asistentes cosa que hizo con una faena cargada de detalles pero que no terminó de coger vuelo. Falló la tizona y perdió una oreja.
La oportunidad para los noveles granadinos vino ya echado el fresco de la tarde encima. El público no terminó de entregarse con ‘Yiyo’ quien salió decidido y con ganas, enjaretando lances con el percal de gran ovación pero que poco se trasmitieron en la muleta. No terminó de acoplarse con el toro que le corrió en suerte aunque eso no supuso que él joven matador estuviese empeñado en recetar algunas tandas de naturales que le valieron, juntamente con la espada, el premio de desorejar al ‘Zalduendo’. No obstante, sí respondió el público desde el principio con ‘El Nico’, que se fue a toriles para recibir al novillo a portagayola. Andarín y sin fijeza salió el cornúpeta y terminó por arrollar al novillero. Casta le puso el granadino y terminó encelando al burel en el capote, que con el público puesto de su parte, fue de lo más ovacionado de la tarde. La lidia algo regular en el caballo, aunque buenas banderillas y buena briega por los subalternos en el segundo tercio. El novillo acabó por rajarse con el cambio de tercio, buscando tablas, cabeceando en la muleta y protestándole en todo momento a ‘El Nico’ que consiguió una faena a base de insistencia y tesón, que a la postre no sirvió de nada por el fallo con los aceros. Es justicia decir que el animal no colaboró absolutamente. Petición del respetable y saludo desde el tercio del novillero, que recibió la ovación del público entre lágrimas de coraje. Le tocó el garbanzo del encierro.
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