![]() |
El Teatro Alhambra nos propone desde hoy y hasta el jueves la obra ‘Yo me bajo en la próximo, ¿y usted?’ del gran Adolfo Marsillanch. La compañía ‘Producciones Imperdibles’ nos trae esta obra considera ya un clásico contemporáneo, en esta ocasión bajo la dirección de José María Roca y con los actores Belén Lario y Javier de Castro. Los tres días, hoy, mañana y el jueves, la cita es a las 9 de la noche.
Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, Nos cuenta la historia en clave de humor de cómo vivieron las primeras generaciones en la España de después de la Guerra Civil. Un hombre y una mujer, una pareja de las muchas que se conocieron, casaron y convivieron con las dificultades de la Iglesia, la moral social, el miedo, y sobre todo la represión sexual, en definitiva “el régimen”
“Yo me bajo en la próxima ¿y usted?” viene a reforzar y continuar esa línea de trabajo iniciada con “Pareja Abierta” de comedias no exentas de un cierto humor ácido sobre situaciones cotidianas de la pareja y que en este caso trasciende al propio tiempo real planteando un viaje que comienza desde que los protagonistas se conocen y que transcurre por los últimos cuarenta años de nuestra existencia.
A través de esta historia van apareciendo, los lugares que se frecuentaban en la época (salas de baile, piscinas, cabaret…), al igual que las noticias de la radio, los anuncios, las canciones de moda, etc.
El texto nos lleva a la reflexión de cómo tuvieron que vivir varias generaciones de España, cuando Europa acababa en la Pirineos.
Nuestra pretensión es fundamentalmente reforzar el discurso de Marsillach, excavar en los subtextos, en lo que no se dice pero se ve y sacarlos a primer plano, dejando que la línea argumental fluya por sí sola. La búsqueda de un mecanismo que potencie el propio y lógico ritmo de las situaciones. Junto a esto, buscaremos un espacio escénico que sea capaz de pasarnos del plano real a lo que están recordando, ayudando a la acción dramática y a entender del texto.
Pero como sinopsis nada mejor que las palabras del propio Adolfo Marsillach:
“Esta obra empieza de una forma muy poco original. (Bueno, también la vida empieza así y, sin embargo, en ocasiones tiene bastante éxito). Un hombre y una mujer se encuentran en un metro allá por el año 1970. Ella estudia Filosofía y Letras y él cualquier otra cosa. Al hombre le apetece «ligar» con la chica -no tiene otra cosa mejor que hacer aquella tarde- y ella no soporta que en la Facultad le sigan hablando de «el Despotismo Ilustrado», una doctrina política tan ambigua como casi todas. De ambas circunstancias personales coincidentes en el tiempo, surge una curiosa y poco meditada situación que les impulsa a casarse. No era necesario; porque, evidentemente, hay muchas personas que se conocen en el vagón de un metro y no por ese motivo se sienten obligadas a contraer matrimonio. Pero bueno, en esta comedia -como en el teatro-se casan a los tres meses y, por supuesto, -como en la vida- se equivocan.
Lo que ocurre es que su equivocación -para los espectadores, no para ellos- resulta profundamente divertida. (Al menos, claro, esa es la pretensión del autor). Ambos -la actriz y el actor- se dirigen al publico para contarle las posibles razones de su fracaso conyugal. Como era de suponer, mienten descaradamente. O no. ¿Cómo saberlo? Todos somos tan victimas de nuestras mentiras como de nuestras verdades. En cualquier caso hacen un elogiable esfuerzo por bucear en el origen de sus frustraciones.
Y van apareciendo, al ritmo de distintas melodías -el espectáculo tiene un punto, sin duda, musical- los personajes que marcaron sus vidas: la madre (tierna, pero insoportable), el seductor (simpático, pero italiano), el novio (afinado, pero tartamudo), la prima (facilona, pero interesada), la prostituta (terrible, pero fantástica), la canzonetista (vocacional, pero cabaretera), el estudiante (optimista, pero banquero), el agente inmobiliario (mayor, pero gallego), la secretaria (torpe, pero minifaldera), el argentino (cantautor, pero conquense)… y una música que nos trae y nos lleva -y nos empuja- por los últimos cuarenta años de nuestra Historia.