La ciudad de Maracena ha querido rendir homenaje póstumo a un vecino querido y recordado por todos, Miguel Zurita Ballesteros o mejor dicho, Pepito Zurita, dueño del mítico Café Zurita que fue ejemplo de entrega y solidaridad en esta localidad metropolitana. A partir de la iniciativa de un grupo de vecinos, que remitieron una carta al alcalde, Noel López, se aprobó en pleno el nombramiento de un parque de la ciudad de Maracena con su nombre por ser un ejemplo de altruismo.
Al acto de reconocimiento asistieron tanto el primer edil, como los familiares del homenajeado (su mujer María Alonso y sus hijos Fátima y José Miguel Zurita) que mostraron su agradecimiento ante los gesto de cariño recibidos.
“Sus acciones, su humanidad, su amor por Maracena, su esfuerzo y apoyo desinteresado, su buen hacer tanto en su café como en su función de corresponsal bancario… hacen que permanezca en el recuerdo de todos”, aseveró el primer edil, Noel López.
Al frente del Café Zurita, Pepito trasladaba una inmejorable imagen de Maracena que atraía, especialmente en los años 50, a distintas personalidades, políticos, artistas hasta nuestra localidad solo para disfrutar de su café.
Además, su local se usaba como espacio para cubrir carencias, sirviendo lugar de encuentro de mayores, espacio para celebración bailes y fiestas Maracena, lugar de atención para a los afectados por el terremoto del 57, que pasaron allí varias noches, etc..
A esto se suma, según palabras del alcalde de Maracena, “su función de Servicio de emergencias 24 horas pues la generosidad de Pepito Zurita le hacía llevar a la matrona a partos urgentes en los cortijos, a usar su furgoneta como ambulancia, o para trasladar al equipo local de fútbol, resolver problemas o atender necesidades como llevar su café de forma gratuita hasta cualquier velatorio para aliviar y reconfortar a los familiares”.
Además de esto, Zurita comenzó como corresponsal del banco Popular, que se conocía como Banco Zurita, junto con su padre Miguel Zurita, y con otros jóvenes maraceneros como Crisóstomo, Antonio, Juan, Julio, Germán … entre los que creó escuela. “Su amor por sus vecinos le llevó en muchos casos a adelantar letras vencidas para evitar recargos y aliviar la situación de sus vecinos, impulsando así la economía local”, explicó López.