El Arzobispado de Granada ha retirado de todos sus encargos pastorales y públicos a un diácono que ejercía en la diócesis después de conocer que un juzgado ha abierto diligencias en su contra tras ser denunciado por abusos sexuales. El Arzobispado ha emitido esta tarde el siguiente comunicado:
‘Ante la noticia, aparecida hoy en el periódico “Ideal”, según la cual un muchacho de nacionalidad brasileña hace diversas acuaciones a un clérigo de la diócesis de Granada, entre ellas la de abusos sexuales, el Arzobispado quiere hacer públicas las aclaraciones siguientes:
1. La persona en cuestión no es “cura”, ni tampoco “diácono permanente” en el sentido que este término tiene en la legislación de la Iglesia, es decir, una persona casada que recibe el sacramento del orden en el grado de los diáconos. Fue al parecer ordenado de diácono en la diócesis de Madrid en el año 1971, en orden sin duda a seguir su camino al presbiterado, pero, o bien el arzobispo de Granada creyó que no debía dar el paso o él mismo nunca solicitó las órdenes de presbítero.
2. En este sentido, puede decirse que su situación eclesial es, cuando menos, “irregular”, porque en la Iglesia sólo existe el diaconado como situación transitoria o el “diaconado permanente” en el sentido que se acaba de explicar. Y, de hecho, la Iglesia no le ha confiado desde hace años a esta persona ningún ministerio de los que corresponderían a un clérigo ordenado.
3. La persona en cuestión no había informado para nada a este arzobispado del procedimiento judicial abierto contra él.
4. Al tener noticia de los acontecimientos a los que hace referencia la información del periódico, y de acuerdo con la disciplina de la Iglesia, el diácono en cuestión ha sido inmediatamente suspendido en todo ejercicio de su ministerio, y se le retira también la missio canonica, retirándole con ello toda misión educativa que hubiera podido recibir de la Iglesia o en relación con ella.
5. La disciplina de la Iglesia exige también que, apenas se tengan conocimientos de hechos de esta naturaleza por parte de la autoridad eclesiástica, ésta los ponga en conocimiento de las autoridades judiciales, lo que no ha sido necesario en esta ocasión porque ya un juzgado de Granada está instruyendo el caso.
6. En cuanto a la asociación benéfica fundada por él, es una obra absolutamente privada, y reconocida civilmente, que no ha tenido jamás ningún tipo de aprobación por parte de la Iglesia.
7. Todos los cristianos sentimos dolor por el pecado y el mal, que también crecen dentro de la Iglesia cuando nos apartamos de su tradición, de sus enseñanzas y de su disciplina, y le pedimos insistentemente al Señor que nos libre de caer en él. Junto con las personas de bien, creyentes y no creyentes, ese dolor es más grande siempre que en el pecado hay víctimas, y especialmente si se trata de menores de edad y de inocentes. La Iglesia desea, en esto como en todo, que prevalezcan la verdad y la justicia, y colaborará en lo que sea necesario con las autoridades civiles para erradicar el mal y el escándalo.
Que Dios nos perdone a todos nuestras culpas, y nos ayude a hacer penitencia por ellas y por las de todo el cuerpo de Cristo, que todos hemos de sentir como nuestras, fruto amargo de nuestra propia falta de amor a Dios y los demás. Que Él nos ayude también a encontrar los medios más eficaces para ayudar a las víctimas y para aliviar o curar sus heridas’.