La Audiencia de Granada ha condenado a una vecina de Motril a un año de prisión por amenazar ante la junta de escolarización de esa localidad granadina con agredir a una niña de 5 años o provocarle un accidente.
La sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, ratifica una del Juzgado de lo Penal número 1 de Motril y la condena también a una multa por injurias leves de 200 euros, al pago de 2.000 euros en concepto de indemnización por daños morales y a no comunicarse o acercarse a la menor y a la madre de ésta durante dos años.
La condenada, que tiene una hija que trabaja de profesora en el centro escolar donde cursa estudios la niña, mantenía desavenencias por una herencia con sus hermanos, quienes fueron representados por el tío y la madre de la menor amenazada en ese otro asunto judicial.
Los hechos se remontan al 16 de abril de 2010, cuando la acusada, en compañía de su marido, se personó en el despacho del director de un centro escolar de Motril y miembro de la junta de escolarización de la localidad, con la intención de hablar con él sobre la escolarización, en septiembre de 2008, de la niña, que tenía 5 años.
Cuando el director respondió negativamente a la reclamación de la acusada, que rechazaba el centro al que habían adscrito a la menor, esta manifestó que lo que quería era “echarla del colegio” y que estaba dispuesta sentarse en la puerta del centro para que no entrara e incluso a “agredirla”.
“Si no puedo hacerlo intentaré que la menor tenga un accidente fuera o dentro del colegio, tengo gente de confianza dentro del centro y parecerá un accidente”, dijo la acusada según el fallo.
En el transcurso de la conversación señaló también sentir “odio” hacia la madre y abuelo de la menor, a cuya familia acusó de mentir y falsificar documentos.
El director, alarmado, optó por citar otro día a la mujer, que volvió a personarse días más tarde en su despacho empleando de nuevo los mismos términos y las amenazas hacia la menor.
Los padres de la menor fueron avisados de la situación, lo que provocó en ellos una situación de “profundo desasosiego y temor”.
Ante las amenazas, el centro escolar en el que se encontraba matriculada la niña adoptó medidas de seguridad para proteger a la menor.