Ayer por la tarde tuvo lugar, en el centro de Granada, un flash mob en el que más de doscientas personas se congelaron durante tres minutos como metáfora de lo que sería el mundo sin ciencia. Bajo el lema SIN CIENCIA, EL MUNDO SE PARA, el Instituto de Astrofísica de Andalucía, organizador del evento, buscaba llamar la atención sobre la situación de extrema gravedad que afronta la ciencia en nuestro país: los recortes en financiación, que ascienden a un 33,9% en el periodo entre 2010 y 2012, ponen en peligro el tejido científico desarrollado durante la última década y sitúan al país a las puertas de una fuga de cerebros multigeneracional.
Los trabajadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía, que llevan concentrándose todos los jueves frente a las puertas del centro en señal de protesta por la precaria situación de la ciencia en España, creen que en la situación actual es prioritario comunicar a la población por qué resulta imprescindible invertir en ciencia, a qué se dedican esos recursos y qué es lo que la investigación aporta a cambio a la sociedad.
Así, además del flash mob, han organizado unas jornadas de divulgación que bajo el título “Ciencia en la calle: ¿qué pierdes tú si se pierde la ciencia?” sacarán, literalmente, a los científicos a la calle las tardes del 14 y 21 de septiembre. Con apoyo de trabajadores de otros centros del CSIC en Granada (Estación Experimental del Zaidín, Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra y el Instituto Andaluz Andaluz de Ciencias de la Tierra) y de empresas como Trianatech, se ha desarrollado una agenda muy completa que busca entusiasmar con la ciencia a niños y mayores.
Entre las actividades destacan los microencuentros, breves charlas de divulgación en las que un científico explicará cuál es su proyecto, quién le financia y con qué cantidad y qué valor aporta este proyecto a la sociedad. Serán charlas breves, muy divulgativas y que apuesten por el formato diálogo, de preguntas y respuestas, en lugar de conferencia.
Además, dispondremos de varias mesas en las que los ciudadanos puedan satisfacer su curiosidad por la ciencia: podrán preguntar lo que quieran a los investigadores, en una charla de tú a tú y sin la intimidación que puede producir una sala de conferencias.
La actividad se completa con varias mesas de experimentación, dos de cristalografía, una de ciencias agrarias y otra de experimentos para niños, y con una serie de carteles que buscan explicar, de forma muy gráfica, qué pierde la sociedad si se pierde la ciencia. Las actividades estarán en todo momento atendidas por científicos, técnicos y divulgadores, de modo que se mantenga el espíritu original de la acción: estrechar lazos con la sociedad y mostrarle que, sin ciencia, el mundo se para.