Ganaderos y queseros artesanales de Andalucía han reclamado hoy un distintivo de calidad para sus producciones lácteas que reconozca el valor añadido de sus quesos y mejore su comercialización.
Más de un centenar de ganaderos y transformadores lácteos participan en Loja en un encuentro sobre el sector lácteo andaluz ante la nueva normativa de calidad, que ha organizado el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) de la Junta de Andalucía.
Andalucía no cuenta con ninguna Denominación de Origen o Indicación Geográfica Protegida para sus quesos pese a ser la principal productora de leche de cabra de Europa y el 50 % de la producción nacional se localiza en territorio andaluz.
En declaraciones a Efe, el responsable del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera “Centro Alameda del Obispo en Córdoba”, José Luis Ares, ha reclamado un distintivo para los quesos artesanales teniendo en cuenta que la Comisión Europea ha reconocido hasta 15 recetas tradicionales de queso en Andalucía.
Ares ha añadido que dicho reconocimiento requiere el desarrollo de la actual ley de calidad agroalimentaria del sector así como del decreto de artesanía que regula este tipo de producciones.
Los participantes en la jornada coinciden en señalar que la diferenciación de los quesos andaluces es la única salida ante los altos costes de producción junto al elevado precio del grano.
Por su parte, el presidente del Grupo de Desarrollo Rural del Poniente Granadino, Andrés Ruiz Martín, ha afirmado que el sector debe concienciar al consumidor de la necesidad de consumir productos de la tierra.
“El problema no está en la comercialización, sino en el consumo en un mercado cada vez más globalizado”, ha apuntado.
Ruiz Martín ha indicado que “cada vez se cierran más explotaciones ganaderas”, por lo que apuesta por trabajar en común para promocionar los quesos artesanos andaluces.
Según la presidenta de la Asociación de Queseros de Andalucía, María Jesús Jiménez, el sector del queso artesanal está representado en su gran mayoría por pequeñas empresas familiares que, en muchos casos, son también ganaderos que transforman sólo la leche de sus propios rebaños.
Esto, dice, garantiza el origen de las materias primas, su identificación con el territorio y el entorno natural y la calidad y autenticidad de los productos que llegan a los consumidores.