Se enfrenta a hasta 26 años de cárcel por la presunta violación de su hijo en su propia casa

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Granada ha enjuiciado entre este miércoles y jueves a un hombre de mediana edad que se enfrenta a penas de hasta 26 años de prisión por la presunta violación de su hijo menor de edad desde los cinco a los ocho años en el domicilio familiar, en Granada capital, aprovechando la ausencia de la madre.

El tribunal acordó el miércoles que el juicio, que ha quedado este jueves visto para sentencia, se celebrara a puerta cerrada, por lo que no estaba permitida la entrada en la sala, lo que no suele ser habitual en la Real Chancillería, donde normalmente las sesiones se celebran con audiencia pública.

El fiscal pide para el procesado un total de 25 años de prisión y multa de 7.200 euros, por un delito de violación, otro continuado de abusos sexuales y un tercero de provocación sexual, por los que además solicita prohibición de aproximación a la víctima, que hoy tiene 15 años, inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad, y la suspensión del régimen de visitas.

La madre del menor, que ejerce la acusación particular representada por la letrada Yolanda Solana, de la Asociación de Mujeres Víctimas (Amuvi), eleva su solicitud a los 26 años de cárcel y mantiene también la misma inhabilitación y petición sobre la patria potestad e idénticos delitos que el fiscal, aunque en el caso de la violación en la condición de continuado.

Según las acusaciones, el hombre violó a su hijo continuadamente desde que éste tenía cinco años y hasta los ocho, aprovechando las ausencias de la madre, y siempre bajo amenaza de que mataría a sus seres queridos si relataba algo. Incluso presuntamente usaba para amedrentarlo un hacha que ocultaba bajo la almohada.

Los episodios sexuales, que incluían también la exhibición de pornografía al menor según las acusaciones, se repitieron incluso cuando la madre, que desconocía lo que estaba pasando, se encontraba en la propia casa, aunque en otra parte de la misma, alejada de la habitación donde se producían las agresiones.

Ya con diez años, y una vez que los padres se divorciaron, el niño se negó a visitar al padre en el punto de encuentro familiar fijado por el juez, y terminó por contar a su madre lo que había estado sufriendo, lo que le llevó a la mujer a presentar denuncia en abril de 2007.

El inculpado, según han informado a Europa Press fuentes del caso, ha negado las acusaciones y ha sostenido que todo responde a la animadversión que tiene hacia él y su familia su exmujer. La defensa ha intentado argumentar que el niño, que ha tenido que declarar detrás de una mampara, como testigo protegido, padece el síndrome de alienación parental, que provoca que tenga un odio visceral a uno de los padres, en este caso al hombre.

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