Agentes de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Algeciras (Cádiz) han detenido a un joven de 24 años, de iniciales L.S. y natural de Gambia, acusado de pilotar una patera que llegó a Motril el pasado 10 de septiembre con un total de 42 personas a bordo, entre ellas dos menores de 4 y 5 años. Tras su puesta a disposición judicial, se ordenó su ingreso en prisión.
Los Servicios de Salvamento Marítimo de Granada avistaron en la costa de Motril una embarcación neumática, de unos seis metros de eslora, con un motor de treinta y cinco caballos de potencia, cuando se encontraba a la deriva, siendo todos trasladados a tierra firme donde pudieron ser socorridos.
Con las manifestaciones de los tripulantes y testigos se han podido conocer pormenores de la travesía, como que el estado de la mar fue empeorando a medida que se acercaban a las costas españolas, temiendo incluso por sus vidas, cuando la pequeña barca pudo volcar en numerosas ocasiones debido al exceso de ocupantes, máxime cuando este tipo de embarcaciones sólo son aptas para cuatro o cinco pasajeros.
Un grupo de tiburones (posiblemente tintoreras o marrajos) golpeaban la embarcación con sus colas, provocando episodios de pánico entre los 42 ocupantes, que describieron esto como su peor episodio, ya que estuvieron a punto de naufragar. Por lo que respecta al tema económico, a cada viajero le habían cobrado hasta 1.200 euros, ha informado la Policía Nacional en un comunicado.
Las investigaciones llevadas a cabo por la Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsificación (Ucrif), enmarcadas dentro de la ‘Operación Piélago’, determinaron que el detenido presumiblemente formaba parte de una organización criminal con base en Marruecos dedicada a la introducción de inmigrantes ilegales por vía marítima e integrada por marroquíes y subsaharianos.
En un principio fue trasladado con toda la expedición de rescatados hasta el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Algeciras-Tarifa, pero con posterioridad tanto la Ucrif Central como la de Algeciras, fueron estrechando el cerco hasta lograr la plena identificación de que L.S. era quien había “comandado” la neumática.