En su nueva novela, “No me cuentes tu vida”, el escritor Luis García Montero reflexiona sobre la historia reciente de España para intentar comprender “el caos y la incertidumbre” de la época actual. La crisis, ha afirmado, “no solo es un callejón sin salida sino que también es un callejón sin regreso”.
“Tengo la sospecha de que ya es imposible regresar a la España y a la Europa de antes de la crisis, porque lo que estamos viviendo es un verdadero asalto a la democracia”, ha asegurado hoy el escritor en una entrevista con Efe.
En la misma, ha analizado las claves de su novela, una apuesta ambiciosa en la trayectoria de quien está considerado uno de los mejores poetas españoles de las últimas décadas y quien ha logrado importantes premios por esa faceta.
Publicada por Planeta, “No me cuentes tu vida” es un lúcido ejercicio de memoria con el que García Montero (Granada, 1958) entona un canto al amor y al compromiso, y con el que reivindica el pasado, pero “sin que se convierta en una trampa de melancolía que nos cierre los ojos al presente”.
Aunque, ha insistido, “olvidar el pasado es peligroso, porque nos deja sin raíces y sin memoria”.
Se trata de una novela donde se defiende la necesidad de que la política conecte con la realidad de cada país y luche por los intereses de los ciudadanos.
“La política no se puede convertir en sinónimo de mentira, sectarismo y corrupción”, ha dicho este poeta, convencido de que lleva dentro “el veneno de la narrativa” desde que publicó en 2009 “Mañana no será lo que Dios quiera”, la biografía novelada de la infancia del poeta Ángel González.
“Una reflexión sobre la sociedad española vista desde tres generaciones diferentes, para abordar la crisis social que estamos viviendo: me resultaba más fácil hacerlo a través de la novela que de la poesía”, ha explicado el escritor, que tuvo claro desde el principio que no quería “hacer la novela de un poeta y buscar simplemente un estilo brillante o una frase hermosa”.
“He querido meterme en la piel de un novelista, y la mejor manera de hacerlo era plantearse una idea ambiciosa, donde hubiese distintas épocas, distintos modos de mirar el mundo, distintas educaciones sentimentales”, ha comentado García Montero.
En la novela ha prestado buena parte de su biografía al personaje central de la novela, Juan Montenegro, poeta y catedrático de Literatura. “Lo demás es ficción”, ha subrayado.
Casado con Lola, una científica de prestigio en el ámbito universitario, Juan y su mujer se quedan perplejos cuando descubren que su hijo Ramón está enamorado de la joven rumana que trabaja en la casa como asistenta. Y no se trataba de una simple aventura, sino que había deseos de consolidar la relación.
“No me cuentes tu vida” es la frase que los jóvenes les suelen decir a sus padres cuando estos intentan orientarlos sobre lo que deben o no deben hacer. Pero Juan decide contar su vida en unos cuadernos para tratar de entender su pasado y explicárselo mejor a su hijo.
Y, como parte de esa experiencia, el escritor recuerda cómo los de su generación vivieron “en un país cercano todavía a la pobreza, con niños todo el día en la calle, jugando al fútbol entre piedras y sin coches y donde, más que derechos, lo que teníamos era el instinto de sobrevivir”, ha señalado García Montero.
En poco tiempo, “la sociedad española evolucionó hasta el punto de que nuestros hijos se han criado ya en un país muy desarrollado, en medio de un capitalismo avanzado y, en muchos casos, con todas las necesidades cubiertas”.
Para contar esos cambios generacionales, el autor de “Habitaciones separadas” toma la historia de España “como un fluido largo” y trata de comprender “la evolución de un país que vivió una guerra, una dictadura, una transición y una democracia”.
En la novela, se cuenta también “la historia de un muchacho que tuvo suerte desde sus comienzos como poeta y que se hizo amigo íntimo de un gran poeta de la Generación del 27, Pedro Alfonso, nombre bajo el que se esconde la vida de Rafael Alberti.
Precisamente, con el poeta del Puerto de Santa María viajó García Montero por los países del este europeo y recibió “en primera persona los recuerdos de la guerra y del exilio”.
Ese joven poeta ve “las diferencias evidentes que hay entre la España de los años 70 y 80 y la de la Guerra Civil y, cuando llega a un país del este como Rumanía, “se niega a distinguir entre dictaduras buenas y malas, de un color y de otro”, ha afirmado el escritor granadino, cuya nueva novela tiene muy presente la historia reciente de Rumanía.
García Montero acompañó a Alberti a despedirse de su hermana, “que se estaba muriendo”, y en ese viaje ambos vieron en un documental de televisión “el hundimiento de la Rumanía comunista y la ejecución de Ceaucescu y de su mujer”.
“Alberti veía que se había hundido un mundo que había salido mal, que era injusto, pero en el que él había creído y que había procurado vivir con la máxima honradez”, ha recordado el autor de “No me cuentes tu vida”, una novela en la que también se reflexiona sobre la Transición española y los errores que, a su juicio, se cometieron en ella.
En esos años, parecía que “para vivir en democracia había que olvidarse de todos los que fueron asesinados por el franquismo, y eso nos dejó sin raíces, sin orgullo democrático, nos hizo caer en la inercia de pensar que un buen político era aquel que renunciaba a sus valores”, ha concluido el escritor.
(Ana Mendoza. EFE Madrid)