Granada se ha despertado esta mañana como un domingo cualquiera, al menos en lo que se refiere a los polígonos industriales. Juncaril, Asegra, la Carretera de Córdoba… los grandes pulmones industriales de la periferia eran casi ciudades fantasma. Las cafeterías, los talleres de automóviles y las estaciones de servicio han ofrecido cierta normalidad. El pequeño comercio, por contra, no puede permitirse un día con las persianas bajadas.