El Centro Guerrero edita el segundo libro de su proyecto pedagógico Transductores

‘Transductores 2. Pedagogías en red y prácticas instituyentes’ es el segundo libro publicado sobre la investigación desarrollada en el marco del proyecto cultural Transductores, iniciado en 2007. En él se mantienen las líneas de estudio de pedagogías colectivas recogidas en el primer libro, pero centrándose en esta ocasión en el contexto estatal. Se recogen en fichas trece iniciativas colectivas de trabajo en red en las que se articulan de manera flexible la práctica artística, la intervención política y la educación a partir de tipologías y contextos geográficos muy diversos. La publicación incluye, además, los ensayos de Javier Rodrigo y Antonio Collados, Carmen Mörsch y Judit Vidiella en los que se reflexiona, respectivamente, sobre la evolución y las complejidades del proyecto, el trabajo crítico de la educación en museos y las políticas transfeministas.

El Centro José Guerrero es algo más que un museo. En él se desarrollan habitualmente no solo exposiciones, sino también conciertos, conferencias o encuentros relacionados con la figura del pintor granadino y, en general, con el mundo del arte contemporáneo. Una de estas actividades extraordinarias es el proyecto cultural Transductores, nacido en 2007 como un proyecto de investigación que incluía la puesta en marcha de seminarios y talleres de formación, la construcción y exposición de un archivo móvil, el trabajo con agentes locales y la edición de diversas publicaciones, como la que se acaba de presentar.

El coordinador de Cultura de la Diputación, Joaquín Abras, ha destacado durante la presentación que “Transductores es un proyecto cultural, producido e impulsado por el Centro José Guerrero, que supone un nuevo concepto de la enseñanza de la expresión artística y que tiene una enorme utilidad en el mundo de la pedagogía y la investigación artística”. Según Abras, el proyecto “supera las fronteras provinciales en su multiplicación por colectivos del resto de España e Iberoamérica, principalmente, y cuestiona el concepto pedagógico tradicional”.

Para Yolanda Romero, directora del Centro José Guerrero, “el museo granadino debe ser un espacio abierto y generador de nuevas pedagogías y su misión educativa debe ser una labor de mediación con el público general, pero también con diversos agentes activos que ayudan a desarrollar el centro”.

En este sentido, Romero ha calificado Transductores como “un proyecto innovador que no termina en este segundo libro sino que continúa en proceso y que tiene tres objetivos principales: crear nuevos públicos entre profesores, estudiantes, urbanistas y otros colectivos; potenciar el trabajo de los agentes locales; y convertir el centro en un transductor, un dispositivo que transforma el efecto de una causa física en otro tipo de señal”.

Uno de los coordinadores del proyecto Transductores, el profesor Antonio Collados, ha señalado que “las dos publicaciones han permitido contrastar las experiencias locales con otras nacionales e internacionales y abrir una nueva línea de trabajo en el Centro para poder repensar sus métodos de trabajo”. A juicio de Collados, este segundo volumen es “una herramienta, un recurso útil para los futuros talleres y seminarios del proyecto que nace con el objeto de recopilar el trabajo desarrollado entre 2009 y 2011, ordenar la cartografía de casos de estudio e introducir nuevas líneas temáticas”.

Dos experiencias granadinas: Jun y Motril

Entre las trece iniciativas colectivas de ámbito estatal que figuran en el libro como “casos de estudio” figuran dos proyectos granadinos: El arte de la Tierra (Charca Suárez- Motril) y Rayuela de colorines (Jun).

El arte de la Tierra fue iniciado en 2008 por dos profesores de la Escuela de Arte de Motril con la intención de compartir con su alumnado sus experiencias en el arte ambiental a través de la Charca Suárez, un humedal de veinte hectáreas en la vega del río Guadalfeo, que está catalogada como espacio natural protegido y cuenta con más de ciento sesenta especies de aves. Según Emma Sierra, una de sus promotoras, “el objetivo era romper el ritmo institucional, salirse del camino pedagógico tradicional y hacer que los alumnos de la Escuela participasen con la ciudadanía de Motril y propiciar una transmisión de conocimientos con los artesanos de la enea, una planta herbácea típica de la Charca Suárez.

El proyecto Rayuela de colorines surge en 2009 tras reflexionar acerca de cómo en las ciudades y pueblos de hoy en día se ha ido renunciando al uso de sus espacios públicos como un lugar de encuentro e intercambio, transformados en simple lugares de paso. La propuesta de trabajo se diseñó para iniciar un proceso de reapropiación de un espacio público en desuso e inadaptado, la Plaza de las Generaciones del municipio de Jun. Primero, a través de un grupo de niños de cinco años, con sus padres y maestros, y en una segunda fase, denominada Recolector de deseos, con la intervención de los habitantes de la localidad a través de una dinámica entre los grupos sociales y el Ayuntamiento de la localidad.

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