La Sección Primera de la Audiencia Provincial ha acogido este jueves la primera sesión del juicio contra un hombre acusado de agredir sexualmente de un niño que habitualmente frecuentaba el taller de reparación de automóviles en el que trabajaba, en Granada capital, hechos por los que la Fiscalía pide para él un total de 22 años de prisión por tres delitos continuados de abusos sexuales.
El procesado, para el que su defensa pide la libre absolución, ha negado los hechos de los que se le acusan y ha explicado que el niño acudía habitualmente al taller “porque le gustaban mucho los coches”, y a los trabajadores del establecimiento “les daba pena” que estuviera en la calle, porque su madre trabajaba fuera prácticamente todo el día.
Además, ha reconocido que en algunas ocasiones lo llevó en su vehículo a las afueras de la ciudad, concretamente al pantano de Cubillas, para enseñarle a conducir, aunque siempre en compañía de la madre. También a menudo, cuando los empleados del taller terminaban de trabajar, se dirigían a un bar cercano a tomar unas tapas y se llevaban al menor, al que le invitaban a comer algo.
“En ningún momento”, ha dicho, agredió sexualmente del niño, que finalmente acabó por contar a su madre que había sido víctima de tocamientos y otros abusos, a lo que ésta presentó denuncia en 2008. El procesado ha dicho no entender las razones que le llevaron a presentar la denuncia, salvo que la mujer podría querer iniciar una relación sentimental en la que él no tenía interés alguno.
El menor, que hoy es un adolescente, ha relatado que los abusos se produjeron entre 2004 y 2008, cuando él tenía entre 12 y 13 años, tanto en una casa-cueva que el acusado tenía en una localidad cercana a Guadix como cuando ambos iban en coche al pantano de Cubillas. Ya en 2008 acabó confesándose con un amigo de la familia, que a su vez se lo contó a su hermana y ésta a su madre. Inicialmente, según ha señalado el joven, no dio importancia a los abusos, por la “amistad” que mantenía con el inculpado y porque quería seguir yendo a su taller, donde le gustaba estar.
Su hermana ha afirmado que conocía al acusado sólo de vista, y porque había llevado al taller a arreglar su coche, y ha relatado que supo de lo ocurrido por el amigo, que le contó además que su hermano le había dicho que también había mantenido relaciones sexuales con un primo suyo y con un hombre de Benalúa.
La madre ha indicado que su hijo estaba interno en un colegio durante la semana y que salía los viernes, cuando iba al taller donde el niño decía que era “tratado muy bien” por todos los trabajadores. Ella ha sostenido que sí acompañó al acusado y a su hijo alguna vez al pantano de Cubillas, pero ha negado que tuviera algún interés en el procesado.
Las psicólogas que evaluaron la credibilidad del testimonio del niños han incidido por su parte en que el menor obtuvo el máximo en la escala, ya que su relato fue “coherente, con estructura lógica” y tenía “un sentido global”, sin “contradicciones”.
El juicio continuará este viernes, cuando la Fiscalía y la defensa mantendrán o modificará sus conclusiones provisionales, y el juicio quedará visto para sentencia.