El fiscal coordinador de Menores en Andalucía, Rogelio Muñoz Oya, ha informado de que la delincuencia juvenil en la comunidad mantiene desde el 2010 su tendencia a la baja, en lo que respecta a número de diligencias preliminares y el número de expedientes de reforma incoados.
Este representante del Ministerio Público ha explicado en una entrevista con Efe que esta tendencia de disminución es no obstante “mínima”, aunque sí “constante” en líneas generales en los últimos años.
A juicio del fiscal, la situación pone de manifiesto que el sistema de protección de menores, más allá de las críticas que se hacen respecto a la Ley del Menor, está funcionado “adecuadamente” donde hay situaciones de riesgo o cumple una función de prevención con un “alto grado de efectividad”.
Otra tendencia es la disminución “importante” de las medidas privativas de libertad en favor de otras en medio abierto como la libertad vigilada y la prestación de trabajos en beneficio de la comunidad.
Aunque de momento no ha podido facilitar cifras concretas respecto al 2012, la delincuencia juvenil concentra el grueso de sus actuaciones en los delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico, un ámbito en el que “lo más preocupa” continúan siendo los robos con fuerza o violencia.
Respecto a los delitos contra la seguridad vial, el más común es el de la conducción sin licencia o permiso de conducir, seguido a mucha distancia por la conducción etílica o la conducción temeraria, cuya presencia es prácticamente “anecdótica”.
Por otra parte, un asunto que sigue suponiendo, según el fiscal, un “quebradero de cabeza” es el de la violencia intrafamiliar, que no ha disminuido y que se mantiene en cifras “muy similares” desde el florecimiento de este fenómeno.
Para tratar de corregir este tipo de delincuencia juvenil se crearon los denominados “centro de convivencia”, una medida de régimen abierto y que pretende extraer al menor del núcleo familiar y trabajar tanto con él como con sus familiares.
Este tipo de delincuencia, que presenta un nivel de reincidencia “mínimo”, se registra en todas las capas sociales -incluso las de nivel socioeconómico medio y alto- y parece responder a una crisis de autoridad “muy importante”, de ahí que sea crucial fomentar la educación, según el fiscal.
Respecto a la violencia de género en materia de menores, Muñoz Oya ha explicado que su incidencia es también “mínima”, al igual que en el caso de delitos sexuales o contra las personas, mientras que en las lesiones sí se registró un repunte “muy alto”, en su práctica totalidad constitutivas de faltas.
Finalmente, se ha referido a la redes sociales como instrumento de intercomunicación ya habitual entre los jóvenes, lo que también ha generado una serie de tipos delictivos, fundamentalmente coacciones, injurias o amenazas, sobre todo en el ámbito de las faltas.
Según el fiscal andaluz, los jóvenes son hoy conscientes del potencial de este tipo de herramientas, pero no de los riesgos que conlleva y, en el curso de las investigaciones, suelen reconocer los hechos al tiempo que declaran que no creían que su actuación fuera a conllevar nada.
“Creen que sus conductas van a quedar impunes, que no va a pasar nada, y a la hora de la verdad no resulta así”, ha subrayado Muñoz Oya, quien cree que, tanto en ésta como en otras materias, es fundamental la educación y la formación por parte de menores y de sus padres.