Unas 1.100 toneladas de basura se acumulan en las calles de Granada en la séptima jornada de huelga indefinida de los trabajadores de Inagra, la empresa concesionaria de la limpieza viaria y la recogida de basuras, tras romperse las negociaciones del convenio colectivo.
Es la estimación que maneja el responsable de la sección sindical de UGT en Inagra, Martín Ángel Ruiz, quien ha señalado, en declaraciones a Europa Press, que, de media, se acumulan por cada día de huelga que transcurre “unas 150 toneladas” de basura en la ciudad.
Además, este representante sindical ha vuelto a cifrar en un cien por cien el nivel de seguimiento del paro por parte de la plantilla, compuesta por 540 personas, a la vez que ha destacado que los servicios mínimos –fijados en un 30 por ciento salvo en la limpieza de centros sanitarios, mercados de abastos y mataderos, donde operan el cien por cien de los servicios ordinarios–, se están respetando “en su totalidad”, y que la noche de este sábado ha discurrido “con normalidad y sin ningún tipo de incidente, como si no hubiera huelga”, ha puntualizado.
Tanto la empresa como los trabajadores volverán a encontrarse este lunes por la tarde, a partir de las 17,00 horas, en el Servicio Extrajudicial de Resolución de Conflictos Laborales (Sercla), en una nueva reunión que sigue a la que ya mantuvieron este pasado viernes, que concluyó sin acuerdo, y a la que el comité de empresa acudirá “con el mismo ánimo conciliador de siempre”, según ha apuntado Ruiz.
Previamente, a las 11,00 horas, los trabajadores de Inagra iniciarán una manifestación que partirá de la Gran Vía de Granada y que pretenden concluir en torno a las 14,00 horas en la Plaza del Ayuntamiento, para defender sus reivindicaciones.
La congelación salarial que pretende aplicar la empresa, la reducción de la nómina, la ampliación de la jornada a 37,5 horas semanales y la alteración de los descansos son los principales asuntos que están causando discrepancias entre las partes implicadas.
En ese sentido, Ruiz ha apuntado que el comité ha propuesto a la empresa actualizar las nóminas con el Índice de Precios al Consumo (IPC) de 2012, y dejarlas congeladas en los años 2013 y 2014, si bien Inagra, según ha afirmado, aboga por dejar sin subir los salarios hasta el año 2015.
Además, los trabajadores están dispuestos a “renunciar” a ocho de los 28 días libres que acumulan a lo largo del año por trabajar en sábados alternos para cumplir la ampliación de jornada a 37,5 horas semanales.
Sería una forma alternativa, explica el representante de UGT, de trabajar esas horas de más sin necesidad de aumentar cada día su jornada laboral, y un “gesto” más de la plantilla para poner fin a una huelga con la que la plantilla de Inagra, según Ruiz, “no quiere perjudicar a nadie”, y que los empleados están llevando a cabo “por obligación”.
“LA SOLUCIÓN ESTÁ EN MANOS DE LA EMPRESA”, SEGÚN UGT
Por ello, ha señalado que la solución de este conflicto “está en manos de la empresa”, si bien cuestiona el verdadero interés que pueda tener Inagra en propiciar un acuerdo para paralizar el paro.
De este modo, Ruiz, en la misma línea de lo manifestado este sábado por el presidente del comité de empresa, Eduardo Aragón, ha apuntado que “la huelga empieza a tener un olor extraño”, porque gracias a ella “tanto el Ayuntamiento como Inagra están ganando dinero”.
“Todos están recaudando menos los trabajadores”, ha añadido antes de ahondar en la idea de que el Ayuntamiento estaría ahorrando porque le estaría dejando de ingresar dinero a Inagra por “incumplimiento de contrato”, mientras que la propia empresa también reduciría costes al descontar de las nóminas de los trabajadores las cantidades correspondientes a los días en los que han secundado la huelga.
EL AYUNTAMIENTO URGE UN ACUERDO
Por su parte, desde el Ayuntamiento de Granada, gobernado por José Torres Hurtado (PP), han vuelto a lanzar este domingo un llamamiento a empresa y trabajadores para que se alcance un acuerdo “cuanto antes” que ponga fin a la huelga.
Para ello, según han indicado fuentes municipales a Europa Press, los dos colectivos enfrentados “deben poner de su parte” para solucionar el conflicto.