La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada ha condenado a 23 años de prisión a Mohamed E.B., el acusado de acabar con la vida de su esposa a golpes con una pata de la cama en el domicilio que ambos compartían en Alhama de Granada en la mañana del 11 de octubre de 2010. Además, tendrá que hacer frente al pago de 120.000 euros en concepto de indemnización a cada uno de los hijos de la fallecida.
El fallo, al que ha tenido acceso Europa Press, se produce en consonancia con el veredicto que el jurado hizo público el pasado 5 de diciembre, considerando al procesado culpable de un delito de asesinato con las circunstancias agravantes de alevosía y ensañamiento, y de acuerdo a la petición de condena que en su día formuló la Fiscalía de Granada, que solicitó para él 25 años de prisión.
El tribunal considera probado que fue sobre las 8,00 horas de aquel 11 de octubre de hace poco más de dos años cuando el acusado, que tenía tres hijos menores de edad con su mujer, Fatiha E.K., de 37 años, inició una discusión con ésta motivada por el hecho de que ella estaba preparando un nuevo domicilio que le había sido concedido en régimen de alquiler y gestión municipal, al que tenía previsto trasladarse en compañía de los niños.
En el transcurso de esa discusión, el procesado, “con intención clara de acabar” con la vida de su esposa, se situó por detrás de ella y la inmovilizó, “agarrándola fuertemente” del pañuelo que llevaba anudado al cuello, “para que no pudiera moverse ni defenderse”.
Después, usando una pata de hierro del somier de la cama, comenzó a golpearla en la cabeza “de forma indiscriminada” y con “gran fuerza”, propinándole 15 golpes “como mínimo” que le causaron la muerte. Por lo reiterado de su acción y por las características del medio empleado, “pretendió aumentar deliberada e inhumanamente el dolor y el sufrimiento de la víctima”, indican los magistrados en su resolución.
Una vez finalizada la agresión, el hombre se duchó y se cambió de ropa dejando la vestimenta que portaba y que se encontraba manchada de sangre en el interior de la lavadora, saliendo a la calle a comprar tabaco en un estanco cercano. A su regreso, desde una cabina telefónica, avisó a la Guardia Civil.