“Miles de personas”, según manifiesta un portavoz de la orden capuchina, han “abarrotado” este sábado la cripta de Fray Leopoldo, en Granada, cuando se cumplen 57 años de su muerte, el tercer aniversario que se celebra tras la beatificación del fraile limosnero. Se trata de devotos de prácticamente todas las provincias andaluzas y de otros puntos de la geografía nacional, como Valencia, Murcia o Barcelona, guiados siempre por
El número de visitantes se mantiene cada año, si bien se ha incrementado “notablemente” desde que Fray Leopoldo fue beatificado, y los fieles proceden ahora no sólo de otros puntos de la geografía española, sino también de la internacional, sobre todo de países como Francia, Alemania o Italia. La orden capuchina ha manifestado que se trata de personas “sencillas” que admiran la figura de Fray Leopoldo como paradigma de una vida inspirada en la pobreza, la sencillez y la entrega a los demás.
Fray Leopoldo fue beatificado el 12 de septiembre de 2010 en un acto que tuvo lugar en la Base Aérea de Armilla (Granada) al que asistieron más de 60.000 personas. Culminaba así un proceso iniciado hacía 64 años, y que tuvo como consecuencia primera que la Iglesia instituyera el 9 de febrero, fecha de su muerte, como el día del beato Fray Leopoldo.
Nacido en el pueblo de la Serranía de Ronda de Alpandeire (Málaga) el 24 de junio de 1864, Francisco Tomás, Fray Leopoldo, se dedicó en su niñez a cuidar un pequeño rebaño de ovejas y cabras y a arar la tierra, y años más tarde, el 16 de noviembre de 1899, tomó el hábito de los capuchinos en Sevilla, donde continúo trabajando en el huerto de los frailes.
En el otoño de 1903 se trasladó a Granada y desde un principio desempeñó el oficio de hortelano, con estancias alternativas en los conventos de esta ciudad, Sevilla y Antequera. En 1914 regresó para quedarse definitivamente a Granada. De limosnero, recorrió los pueblos de Andalucía Oriental y en ocasiones llegó a ser insultado y apedreado, aunque su devoción, especialmente por la Virgen, no cesaba. De hecho, cuando alguien le pedía un favor, siempre instaba al peticionario a rezar tres Ave Marías.
Tres años antes de su muerte cayó rodando por unas escaleras y sufrió fractura de fémur, y, tras una convalecencia hospitalaria, consiguió volver a caminar con ayuda de dos bastones y continuar con su vida contemplativa, pero ya en el convento. Fray Leopoldo falleció en la mañana del 9 de febrero de 1956, y multitud de fieles acudieron al convento a darle su último adiós. Desde entonces, cada año miles de devotos visitan la cripta en la que descansan sus restos, junto a los Jardines del Triunfo, en Granada capital.