El director general de Memoria Democrática, Luis Naranjo, afirma que los once fusilados cuyos restos fueron exhumados este verano en una fosa común en Gualchos fueron víctimas de la Ley para la Represión del Bandidaje y del Terrorismo, que fue creada en 1947 por el régimen franquista para dar justificación legal al asesinato de los guerrilleros, y especialmente de sus enlaces, que eran pastores y campesinos.
Naranjo ha realizado estas declaraciones a Europa Press con motivo de la presentación en Motril de los resultados de la exhumación de esta fosa común, en el marco de los actos que se están celebrando para homenajear a las víctimas de la represión franquista que tuvieron que huir de Málaga a Almería en 1937.
La Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica exhumó el pasado agosto esta fosa común situada en una esquina del cementerio de Gualchos y halló los restos de once personas, entre ellas una embarazada, que fueron fusiladas en el verano de 1947.
Las ejecuciones de estas personas, entre los que había una embarazada, su marido y varios vecinos de la zona, se justificaron a raíz de un supuesto enfrentamiento a tiros entre la Guardia Civil y miembros de la guerrilla antifranquista en un cortijo situado en el anejo de Tablones.
Para el director general de Memoria Democrática, esta teoría es poco creíble y se usó con mucha frecuencia entre 1947 y 1948, cuando se produjo una gran “matanza de guerrilleros” a escala regional para acabar con el periodo de esplendor que años atrás había experimentado este colectivo, en lo que a capacidad de organización e influencia social se refiere.
“Bastaba con que la Guardia Civil presentara al juez un informe en el que se dijera que había habido un enfrentamiento a tiros o un intento de huída para dar cobertura jurídica a esta situación” y “de hecho, algunos de estos agentes eran premiados con algún tipo de medalla y compensaciones económicas” por estos hechos, ha relatado Naranjo.
En este sentido, ha destacado la necesidad de “reparar” la memoria de estas personas que en ningún caso eran “terroristas ni bandidos” sino antifranquistas que lucharon contra la dictadura y para restablecer la legalidad republicana.