Los familiares del hombre que falleció presuntamente a manos de la mujer que había acogido por su mala situación personal han apuntado este martes que la razón que desencadenó lo ocurrido podría ser fundamentalmente económica. De hecho, la viuda del fallecido, que también fue agredida por la acusada, ha asegurado que ésta les exigió dinero aquella noche del 23 de febrero de 2012, cuando se presentó en su domicilio, situado en la Avenida de Andalucía, en Granada capital.
“Ella pedía dinero y yo le dije que se esperara al día siguiente, pero ella lo quería para ya”, ha señalado la viuda, de 80 años, en la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Granada con jurado popular contra la procesada, que se enfrenta a hasta 12 años de prisión por un delito de homicidio y una falta de lesiones.
La anciana, que ha declarado tras una mampara como testigo protegido, ha explicado que la mujer, a la que el matrimonio había conocido en una cafetería cercana a su casa, había llegado en ocasiones a la vivienda, donde le habían habilitado una habitación, borracha y dando voces y llegó a apropiarse de algunas joyas y objetos de valor de su propiedad.
La noche en la que su marido murió, ella, como en otras ocasiones anteriores, les exigió dinero, y, como no obtuvo una respuesta positiva, se dirigió a la cocina y cogió un cuchillo, con el que propinó hasta siete puñaladas al hombre, que entonces tenía 66 años, y con un palo agredió a su esposa, según ha relatado la anciana, que asegura que la inculpada no tenía síntomas de haber bebido aquella noche. “Que Dios me perdone, pero yo lo que quiero es que ella se muera en la cárcel. Nosotros lo hemos pasado muy, muy mal”, ha sostenido.
Su sobrino, que también ha comparecido como testigo, ha asegurado por su parte que sus tíos tenían 90.000 euros en la cuenta antes de que esta mujer fuera acogida por ellos, y que ese dinero “desapareció” en los tres años en los que permaneció con ellos. Incluso, según ha dicho, se retiraron cantidades de en torno a 20.000 euros en alguna ocasión, sin que a él le conste que el matrimonio lo requiriera para su consumo propio.
El que tenía control del dinero era su tío, así que él no podía meterse en ese asunto, aunque la situación del matrimonio sí comenzó a preocuparle cuando los dos interpusieron una denuncia contra la inculpada por agresión ante la Policía. Por ello, él se personó junto a unos agentes en el domicilio de sus tíos para desalojar a la acusada.
En la sesión de este martes han declarado además los dos policías locales que se personaron en la vivienda del matrimonio al ser alertados por los vecinos el 23 de febrero de hace un año. Los agentes han asegurado que la mujer encausada no presentaba síntomas de haber bebido y estaba “muy tranquila” aunque “con prisas” porque tenía un taxi esperándola a la entrada del bloque de pisos.
El taxista ha indicado que recogió a la mujer, que llevaba un bolso en el que luego se le encontraron algunas joyas y una bolsa con unas carpetas que contenían las escrituras del piso del matrimonio, e hizo varias paradas antes de acudir a la Avenida de Andalucía, para recargar el móvil y para cenar en un bar en el municipio de Alhendín. Cuando llegó a su destino, la mujer, que según el taxista se notaba que estaba “alegre” pero no borracha, le conminó a esperarla “porque tenía que recoger algunas cosas”.
Asimismo, el amigo con el que la mujer pasó la tarde, al que había conocido en la calle, ha declarado que estuvieron por algunos bares de la barriada de la Chana y que ella pagó todas las copas que ingirieron. Esa noche tenían planeado pasarla en un hotel que supuestamente también iba a abonar su amiga, en la que era “habitual”, según ha dicho, una elevada ingesta de alcohol.
El juicio continuará este miércoles con las pruebas periciales, de manera que ya podría quedar visto para el veredicto del jurado, que está compuesto íntegramente por hombres.
ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA
Según la acusación provisional del Ministerio Público, los hechos se remontan al 23 de febrero de 2012, cuando, sobre las 00,05 horas, la procesada, María A.I.R., se dirigió al domicilio en el que vivía el matrimonio, al que conocía por haber vivido con ellos en los últimos tres años, ubicado en la Avenida de Andalucía, en Granada.
La mujer, que había sido recogida por esta pareja de la calle, ya que no tenía morada para vivir, se dirigió a la vivienda con la intención de pedirles dinero, “como ya había hecho en otras ocasiones”.
Una vez en el portal, llamó al telefonillo y le fue franqueada la entrada por la mujer. Ya en el interior del piso, se dirigió al saloncito que hay junto a la entrada y exigió al marido, que se encontraba sentando en un pequeño sillón, que le diera dinero. El hombre se negó y entonces la inculpada le amenazó con unas tijeras que cogió de una mesita.
Como quiera que el hombre seguía negándose, la acusada se dirigió a la cocina y cogió un cuchillo jamonero de 22 centímetros de hoja, y regresó con él en la mano, y, “con la clara intención de acabar” con su vida, le asestó un total de siete puñaladas en cabeza y tórax que provocaron su muerte inmediata.
En ese momento entró en la habitación su esposa, quien, ante la escena que presenciaba, comenzó a dar gritos pidiendo auxilio, de modo que la inculpada, “para acallarla y con ánimo de producir un daño en su salud”, cogió un callao del paragüero que había junto a la entrada y le propinó varios golpes en la cabeza que le produjeron traumatismo craneal y algunas heridas.
Cuando María A.I.R. intentaba abandonar el domicilio, fue detenida por fuerzas de la Policía Nacional que se habían desplazado allí al ser alertadas por vecinos que oyeron los gritos y que en ese momento se encontraban junto a la puerta de entrada a la vivienda.