El consejero delegado de la Universiada de Invierno de Granada 2015, Aurelio Ureña, muestra su rechazo a las zancadillas que entre administraciones se le está poniendo al proyecto de La Ragua, para que en este entorno pueda celebrarse la competición de esquí de fondo. Debido a ese malestar Ureña ha hecho pública una carta en la que expresa su disconformidad. Además, advierte de la posibilidad y consiguiente ridículo que haría Granada si las pruebas de esquí de fondo se marchara a la estación de Candanchú en los Pirineos. Por otro lado, ha hecho hincapié en la falta de claridad que ofrecen tanto el PP como el PSOE al echarse la culpa mutuamente en función de las administraciones que ocupen. A continuación le ofrecemos la carta al completo realizada por Aurelio Ureña:
“En el vigesimoquinto aniversario de Sierra Nevada como reserva de la biosfera, Mayor Zaragoza hizo un discurso de una altísima entidad humanista, situando al hombre en el centro de nuestra misión y a la naturaleza como legado al servicio del bienestar de la humanidad. Agustín Martínez, conductor de la gala, tuvo unas palabras cargadas de conciencia y de equilibrio, exhibiendo profundidad y posicionamiento. Ambos distaban del discurso radical y la postura extrema entre el desarrollo especulativo y el conservacionismo doctrinario. También el Consejero de medioambiente, por entonces Díaz Trillo, dirigiéndose a Javier Sánchez, director del Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada, dijo: “Javier, el Parque no está para decir no, sino para decir cómo.
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En el mismo acto me presentaron al director del Parque y le solicité una entrevista. Mis esperanzas de entendimiento eran altas, presumiendo su alineamiento con el Presidente del Consejo de Participación, su obediencia al Consejero y su lealtad con el Gobierno Andaluz que se veía obligado con la Universiada por contrato. Al final, salí de la cita sin que me diese ni una remota posibilidad. Eso sí, insistía en no tener ni idea de lo que se pretendía hacer en La Ragua, si bien arrojaba detalles que demostraban tener más nociones que yo mismo en aquél noviembre de 2011. Tardé bastante en entender esa confesión pertinaz de desconocimiento.
Después vino el capítulo de las elecciones andaluzas, donde la Diputación, que tiene adquirido el compromiso de financiar las actuaciones de La Ragua, no mostraba verdadero interés en acometerlas y encontraba la excusa en la probable denegación de autorización de Medioambiente. Diputación y Junta se liaron en el desesperante recurso político del “y tú más”.
Pasaron las elecciones y se logró una mesa de consenso para La Ragua. Apareció el interés de la Diputación de Almería, y la Diputación de Granada cambió de orientación dando orden para preparar un proyecto. Éste se dibujaría en una mesa que la Delegada del Gobierno de Andalucía inauguró con una auténtica actitud proactiva, prestándonos el conocimiento de CETURSA y sentando al director del Parque con instrucciones de colaborar. ¡Había voluntad política!
En Javier Sánchez encontramos una colaboración más bien pasiva. En el asunto del trazado de las pistas, donde quedó clarísimo que las actuales son absolutamente inviables, el director se expresó: “¡en lugar de pedirle flexibilidad al Parque, pedidlo a las federaciones!”. Le pregunté que si podría ser aceptado un trazado de pistas sin salir del perímetro de la zona de uso moderado y abundando en la de uso especial y, por tanto, salvando la zona de máxima protección, a lo que respondió que era mucho más razonable que el trazado previsto. Solicitamos a las federaciones internacionales dos técnicos, los cuales trabajaron con aquellas limitaciones y calcularon un trazado homologable in situ. El Parque fue convocado en estos trabajos y conoció de primera mano el trazado propuesto sin mostrar reticencias.
La Diputación encargó la redacción a la empresa Nubia, que participó en la comisión. Al clausurar la mesa de La Ragua, en septiembre, si había alguien que tenía perfecta información del proyecto y todos los condicionantes era el propio director del Parque.
Se respiraba cierto optimismo, que empezó a evolucionar en confusión e incomodidad, hasta llegar a la declaración reciente de la Consejería de Medioambiente apoyando la Universiada y la práctica de esquí nórdico, pero sin reformar las pistas actuales. Pero ¿Quién les está asesorando/manipulando?
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Imaginemos que un ayuntamiento solicita la celebración de un Mundial de natación y compromete la adecuación de tres piscinas municipales existentes que miden veinticinco metros, cuando el reglamento pide cincuenta, y urbanismo sale cuatro años más tarde diciendo que apoya el mundial y la práctica de la natación en sus piscinas, pero sin reformarlas. ¡Es sencillamente ridículo!
Hoy, seis meses después, no se han resuelto las consultas previas, cuando el plazo legal máximo es 50 días. ¿Por qué? ¿Si tienen toda la información desde antes de que se presentara la consulta? La conclusión es sencilla: no hay nada que no se pueda resolver con voluntad política excepto el tiempo, que se agota.
En el tema legal, llama la atención que la referencia en que se parapetan los distintos altavoces que utiliza el Parque para justificar su postura es la ley de parques nacionales. Las normas que especifican la organización, el uso y la gestión de los espacios naturales de Andalucía son el PORN y el PRUG. ¿Por qué se elude su mención, si esa es la referencia legal específica?
Si se leen las disposiciones que afectan a las necesidades de la Universiada, queda bastante claro. Me apoyaré de nuevo en el ejemplo anterior. Imaginábamos un ayuntamiento que había adquirido el compromiso de un mundial de natación en el año 2009 para el 2015, pero su concejalía de urbanismo desarrollaría una normativa en el 2011 donde se prohibiría expresamente la modificación de las dimensiones de las piscinas municipales, el uso de corcheras, la instalación de plataformas de salida y, además, por si acaso, nadar deprisa.
No parece normal que los redactores de una ley no la lleven por bandera y que, por el contrario, la escondan. Como no se comprende que los cargos de máxima responsabilidad en la gestión del Parque de Sierra Nevada, lean la noticia en el 2009, a bombo y platillo, de que en el Puerto de La Ragua hay comprometidas unas pruebas internacionales y no hagan lo imposible por informarse. Por separado, no parecen actitudes responsables. Pero juntas, tienen explicación. Siguiendo con el ejemplo de la natación, ¿en qué papel quedaría el concejal que promovió la normativa que impedía cumplir el compromiso que su propio alcalde tenía adquirido? Y ¿en qué papel dejaría al alcalde y a la ciudad? Sólo le quedaría decir que no sabía nada del mundial y que las leyes que arruinan su celebración son anteriores a su gestión. En este caso, el PORN y EL PRUG se aprobaron en 2011. Que cada cual saque sus conclusiones.
Mientras tanto, el Ministerio de Medioambiente ha entrado en una controversia insuficientemente esclarecida, con un informe cojo de semántica, pero firmado y sellado por sus funcionarios, a la vez que desautorizado por el propio Ministerio.
De todas formas, la jugada está clara, se está preparando otro “y tú más” entre el PP y el PSOE, esta vez, entre el Ministerio y la Junta. Cuando la acción política defrauda al ciudadano, poder echar la culpa al rival debe tener un efecto narcótico psicoactivo frente a la autodecepción. Aunque en Granada, el coste del fracaso político es bajo. Al fin y al cabo, los granadinos de a pie solemos apostar a perdedor, el orgullo nos dura una ronda y hemos encontrado en el pesimismo la máscara intelectual de la resignación, la forma más humillante de la inacción.
Cuando estamos asistiendo al desenlace de esta tragicomedia, todo apunta a que tendremos que tragar humillación: Por la vergüenza de pagar la producción televisiva para poner en el escaparate internacional a Candanchú, en lugar de lucir al Marquesado y a la Alpujarra (Eurosport, que tiene presencia en 59 países de Europa y Asia y 18 millones de espectadores al día, ha comprometido 72 horas en directo, además es habitual la participación de canales americanos como la FOX o rusos como RTR). Por la vergüenza de gastar dinero en acondicionar las instalaciones de Candanchú para prepararlas, en vez de gastarlo en un legado para estas necesitadas comarcas. Por la vergüenza de ceder los ingresos directos de más de una cuarta parte de la competición (aproximadamente 6M de €) para hoteles y otros segmentos industriales fuera de Granada y de Andalucía. Por la vergüenza de perder la oportunidad de ordenar un espacio natural que lo reclama. Y, lo peor, por la vergüenza de perder la ocasión de crear una oportunidad para una zona deprimida.
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¿En qué consiste el proyecto? No hay edificios, no hay remontes y el parking ya fue autorizado previamente a la Universiada. Hablamos de deportes nórdicos, una actividad íntimamente vinculada al cuidado de la naturaleza. En aquellos países la protección de su entorno está en su educación. Mientras, aquí seguimos maquillando la falta de fe en el valor de la educación dando bandazos legislativos. O cruzando el charco, ¿alguien duda del profundo respeto a la naturaleza en Canadá?. En pleno corazón de Las Rocosas y con una alta protección de la vida salvaje está la estación nórdica de Canmore, la mayor superficie innivada del mundo.
Pero sin irse tan lejos, en el norte de nuestra península, Le Somport, Sant Joan de L´erm, Belagua y Los Llanos del Hospital son estaciones nórdicas en espacios protegidos, dos de ellas con complemento de nieve producida, y son el motor económico indiscutible de sus valles en armonía con su protección.
No debe ser fácil desatender las demandas de pueblos donde la subsistencia es tan difícil como Bayarcal, Aldeire, Alquife o Ferreira e irse a dormir en las comodidades de una zona moderna de la capital o en una urbanización del extrarradio. Espero que no resulte fácil, al menos.
Además de las cifras que arroja el estudio de viabilidad para la actividad propia de la potencial estación nórdica, pensemos en un elemento diferenciador y atractivo que permitiría utilizarla como tractor de visitantes hacia la riqueza histórica y natural del Marquesado y la Alpujarra, incentivando el empleo y el interés de los habitantes por la conservación.
Somos una cultura radical, vivimos en la bola de un péndulo que nos gusta empujar hasta los límites de la gravedad para precipitarnos aceleradamente hacia el extremo opuesto. Supongo que la ausencia de un destino motivante como sociedad la suplimos con el vértigo que genera ir de un precipicio al de enfrente. Mientras en una comunidad autónoma se condena a los habitantes de sus valles en auto de fe conservacionista, en otra se promueven leyes que permitan alquilar los montes a particulares para su explotación ilimitada. Cuando engordamos un extremismo, también alimentamos al contrario, que tarde o temprano acabará prevaleciendo. Por eso, cuando la gente se harte, los gobiernos cambien, los políticos se adapten a la tendencia de turno y viajemos desde el conservacionismo radical hacia la explotación desenfrenada de nuestros entornos naturales, no miremos sólo a los culpables inmediatos, recordemos a los que despreciaron el desarrollo rural cuando estaba en sus manos”.