Un grupo de olivareros portugueses y granadinos intercambian esta mañana en Padul sus experiencias en torno al cultivo tradicional del olivar. La jornada se celebra en la sede del GDR Valle de Lecrín, Temple y Costa, en Padul en el que tendrán lugar exposiciones y una mesa redonda que contará igualmente con la participación de técnicos cualificados y expertos en la materia.
Manuel Alarcón, recientemente elegido presidente de este Grupo de Desarrollo Rural ha sido el encargado de abrir la sesión y de dar paso al primer ponente, el portugués David Henrique Machado (Rota do Guadiana – ADI). La delegada territorial en Granada de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Sandra García Martín clausurará, cerca de las 14:00 horas, esta jornada.
Han colaborado los grupos de desarrollo de la Alpujarra granadina, el del Poniente granadino y el de Rota do Guadiana (Portugal). Los olivares tradicionales ocupan la mayor parte del área de cultivo del olivo en las comarcas participantes en el presente proyecto. La producción de aceite de oliva con DOP, IGP, y las variedades regionales de olivar, se encuentran en necesidad urgente de conservación, y en algunos de los casos se trata de árboles con alto valor paisajístico y patrimonial, en la mayoría de los casos, en las regiones desfavorecidas. Por lo tanto, tenemos una amplia zona de olivares tradicionales (no intensiva), con el potencial de creación de riqueza y empleo en regiones con problemas, contribuyendo a la sostenibilidad de los paisajes y recursos naturales, pero se enfrenta a graves dificultades económicas de ser rentables, incluidos muchos de los olivares abandonados.
Frente a los problemas de competitividad del sector olivarero, tenemos la intención de poner en práctica un plan para el diagnóstico y la valoración de los olivares tradicionales en algunas regiones de Portugal y España. Habrá un enfoque integrado del sector (recursos genéticos, producción, transformación, comercialización y gestión del conocimiento), con base en los tres pilares del desarrollo sostenible.
Así, la cooperación tratará de agregar valor a la actividad económica, mantener o aumentar los beneficios ambientales y sociales de este sistema tradicional de producción agrícola (conservación de recursos genéticos, conservación del paisaje, el manejo activo reduce el riesgo de incendios, conservación del patrimonio rural, la obtención de los ingresos de los pequeños agricultores).