Jesús Lens recopila en un libro “aventuras y desventuras” cinematográficas del cine en África

ava gardner“Cineasta blanco, Corazón negro” es el título del último libro de Jesús Lens, un escritor granadino que repasa a través de casi un centenar de películas las aventuras y desventuras cinematográficas de África y el trato que la industria comercial ha dado durante décadas a este continente.

Con prólogo de Fernando Marías y publicada por la editorial Almed, esta obra plantea al lector un ameno viaje a un continente que, pese a su relativa cercanía con España, todavía se presenta en muchas ocasiones lejano y desconocido.

Como ha explicado Lens en una entrevista con Efe, el libro combina su afición por el séptimo arte y su fascinación por África, que se inició tras descubrir como montañero la cordillera del Atlas y posteriormente el resto del continente en otros muchos viajes.

Desde “Mogambo” y “Hatari!” a “El jardinero fiel” o “Memorias de África”, el autor explora numerosas anécdotas y gran cantidad de información sobre cerca de cien películas, en su mayoría producciones comerciales norteamericanas y europeas cuya acción transcurre en el continente africano.

Tampoco faltan títulos como “Invictus”, “Hotel Rwanda”, “Diamantes de Sangre”, “Grita Libertad”, “Adiós Bafana” o la exitosa animación de Disney “El rey león”.

Su viaje fílmico parte, tras cruzar el Estrecho de Gibraltar, muy cerca de España y conduce inicialmente al lector por los países de ascendencia árabe y las tierras más allá del Sahara hasta entrar en Etiopía, para desde ahí atravesar la cordillera del Rift, hacer escala en grandes parques nacionales, descubrir las fuentes del Nilo o navegar por los lagos Victoria y Alberto.

El periplo prosigue, una vez recorrida la zona de los grandes lagos, por el Congo y sigue descendiendo hacia el sur hasta tierras de zulúes y tampoco faltan referencias al apartheid, Mandela y Biko.

“África es un continente que tiene todo el futuro por delante”, ha señalado Lens, que aprecia dos etapas a la hora de trasladar este continente a la gran pantalla: una primera -hasta los años 80- más caracterizada por su marco “exótico”, y otra en la que existe una mayor verosimilitud respecto a las historias de esas tierras.

Con el hilo narrativo que le permiten las películas que analiza en la obra, “Cineasta blanco, Corazón negro” pretende servir al lector de “provocación” o “incitación” hacia el descubrimiento de un vasto continente en el que, más allá de sus tesoros naturales, hay ya gran cantidad de historias contadas pero un sinfín por contar.

El próximo “reto” de Lens, que en esta obra se ha querido centrar en la manera en que los directores blancos han inmortalizado el continente, es contraponer esta visión a la que han ofrecido los cineastas y creadores africanos.

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