La Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Granada, reunida de forma extraordinaria el pasado 21 de mayo, ha acordado solicitar a la Fiscalía de Granada que investigue la “filtración” de los imágenes y vídeos que han sido publicados sobre el asesinato de la letrada Rosa Cobo con el fin de “depurar la responsabilidad” de la persona o personas que han contribuido a esa difusión.
En un comunicado, el colegio señala que “a la vista de las noticias aparecidas en algunos medios de comunicación que revelan determinados datos e imágenes relativos a las actuaciones penales que se están tramitando por el fallecimiento de nuestra compañera Rosa Cobo Román, no nos cabe más que mostrar nuestro más profundo rechazo a los hechos sucedidos, lamentando la filtración que se ha realizado a la prensa y considerando que lesiona los derechos de la familia de la víctima”.
Por ello, el colegio acuerda dar traslado a la Fiscalía, solicitando se inicien diligencias de investigación, “a fin de depurar la responsabilidad de la persona o personas que hayan filtrado las imágenes y vídeos”.
Se da la circunstancia de que pocos días después de que aparecieran los vídeos del momento en el que el acusado de la muerte de la letrada la sorprende en la cochera de su vivienda y le propina varios golpes hasta introducirla en el maletero de su coche, el presunto asesino, policía local, se suicidó en su celda de la cárcel de Albocásser (Castellón), donde se encontraba en situación de prisión provisional a la espera de juicio.
El Juzgado de Instrucción número 3 de Granada decretó recientemente la apertura de juicio oral por el caso del asesinato de Cobo presuntamente a manos del agente, un antiguo cliente, acusado de seguirla hasta su domicilio, agredirla e introducirla en el maletero de su vehículo, al que prendió fuego abandonándolo en el Camino de las Vacas, en Granada capital en septiembre del año pasado. El asunto recayó en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Granada que estaba pendiente de señalar la fecha de juicio, que sería con jurado popular.
La Fiscalía pedía para el inculpado una condena de 22 años por un delito de asesinato, por el que además se enfrentaba al pago de una indemnización a cada una de las hijas de la abogada, de 20 y 15 años, en 180.000 euros, así como un total de 4.800 euros por los daños causados en su vehículo.
Entre los meses de julio y septiembre de 2010 el imputado, de 37 años, mantuvo una relación de carácter “exclusivamente profesional” con la letrada, quien le había representado en la fase previa de un procedimiento de separación matrimonial.
Su intervención, según el fiscal, se limitó a la negociación del convenio regulador que debía aprobarse judicialmente, y que habría de establecer el régimen de visitas y el pago de la pensión alimenticia respecto a la hija. Para ello, Rosa Cobo mantuvo diversas comunicaciones con las letradas de Almería que representaban a la mujer del acusado.
A pesar del “escaso tiempo” de relación profesional, el procesado “culpó” a Rosa Cobo de “todas las consecuencias derivadas” de la separación de su mujer, entre ellas el régimen de visitas establecidos tiempo después y sin intervención la letrada granadina en sentencia del Juzgado de Guardia, pago de pensión de alimentos respecto a la hija común del matrimonio, así como las consecuencias penales de diversas denuncias presentadas contra el imputado por su exmujer y familiares directos de ésta.
Del mismo modo, el acusado procedió a presentar una denuncia en Comisaría de Policía el 6 de octubre de 2011 y una queja ante el Colegio de Abogados en 2010 contra Rosa Cobo, que fueron archivadas por no ser los hechos constitutivos de infracción penal o disciplinaria de ningún tipo.
UNA “VENGANZA PERSONAL”
Sin embargo, el archivo de estos procedimientos contra la abogada creó en el acusado una idea de “venganza personal”, y desde antes del 20 de septiembre de 2012 comenzó a “urdir un plan para acabar con su vida”.
Tras averiguar el domicilio y plaza de garaje ocupada por Cobo, en la calle Cádiar, número 4, además de su horario y costumbres, adquirió un spray de pintura de color negro que colocó en el maletero de su vehículo junto con una porra de goma o tonfa, y guantes y efectos para llevar a cabo su plan.
De este modo, sobre las 20,00 horas del 20 de septiembre de 2012 se dirigió hacia su edificio, y procedió a inutilizar mediante el spray la cédula fotoeléctrica que regula la apertura del portón exterior del garaje del inmueble, penetrando en su interior para esperar la entrada del vehículo conducido por la letrada, cuya matrícula había previamente averiguado.
Antes de su llegada, escribió un mensaje con su teléfono móvil a una mujer con la que había mantenido una relación de afectividad, de la que se había despedido esa misma tarde, en el que decía “Estoy esperando, no sé si irme o no, si me quedo te volveré a llamar”, según consta en el escrito de acusación, adelantado este viernes por el diario ‘Granada Hoy’.
Cuando Rosa Cobo aparcaba su coche sobre las 22,43 horas de aquel día, apareció entre la oscuridad Miguel F.O, que llevaba en la mano derecha la defensa de goma. La mujer trató de abandonar el lugar, pero el acusado evitó que huyera agarrándola del brazo durante un forcejeo que acabó con una agresión.
Ante el “estado de pánico” de la letrada, optó por propinarle hasta 12 golpes con la porra en la cabeza. La víctima llegó a caer al suelo a consecuencia de esta agresión, y aun manteniéndose consciente, fue introducida por el que había sido su cliente en el maletero de si coche a pesar de su “tenaz resistencia”. Por ello, la volvió a golpear con la porra y a su vez con la puerta del maletero en varias ocasiones.
Entonces, el acusado trasladó el vehículo hasta el Camino de las Vacas, a un descampado a escasa distancia del domicilio de la víctima, quien, al no haber perdido la conciencia, trataba de salir y solicitar ayuda, pese a lo cual, el hombre, para asegurar su “clara y originaria” intención de causarle la muerte, procedió a obturar la cerradura del portón trasero del coche y, provisto de gasolina, le prendió fuego.
Además, cerró las puertas del coche con llave, para asegurar, bien por acción del fuego o bien por el humo, la muerte de Rosa Cobo, que precisamente falleció por asfixia. Con posterioridad a estos hecho, a partir de las 23,13 horas, el acusado mandó varios mensajes a su hermano y a otros amigos pidiéndoles que le perdonaran por lo que había hecho.
El imputado no padecía ninguna enfermedad mental, ni trastorno de la personalidad y, en el momento de lo ocurrido según el fiscal, conservaba sus capacidades volitivas e intelectivas, pudiendo conocer la trascendencia y significado de su conducta.