La empresa municipal de Aguas de Granada, Emasagra, reparó durante el pasado año un total de 1.498 averías detectadas por el equipo de localización de fugas en los 1.600 kilómetros de la red de abastecimiento que se extiende entre Granada capital y los municipios del área metropolitana donde opera la entidad.
La cifra se corresponde tanto a las fugas externas como a las ocultas, aquellas que no salen a la superficie, según ha informado Emasagra, que dispone en su planta potabilizadora de Lancha de Cenes de un avanzado sistema de telecontrol que permite una vigilancia diaria de la red de abastecimiento.
Desde allí, la empresa municipal maneja toda la información a su alcance y emplea el análisis de las curvas de consumo de los sectores en los que se divide la red para ponerse en marcha y chequear el tramo en el que se sospecha que hay una fuga oculta, las más complicadas de detectar por sus características.
Los técnicos de Emasagra, una vez que confirman el indicio de una fuga oculta y saltan las alarmas en un sector determinado, colocan, junto a las válvulas de las tuberías, los denominados prelocalizadores, instrumentos que registran el ruido –sobre todo en horario nocturno– a unos 150 metros a la redonda, lo que permite acotar más el punto exacto de la fuga.
Posteriormente, los llamados correladores, un equipo de tres unidades al que se introducen datos sobre la longitud, el trazado y el diámetro de la red, sitúan el punto exacto, que se determina finalmente mediante la acción de un operario provisto de geófono, un aparato dotado de auricular gracias al cual se escucha el sonido del agua que sale por la fuga.
Emasagra tarda una media de entre 24 y 36 horas en resolver las averías ocultas de la red. Las fugas externas, aquellas que se ven cuando el agua irradia por la calzada, se reparan de inmediato y el tiempo de respuesta es el más ágil posible.
En su lucha contra las fugas, Emasagra también se topa con averías que no corresponden a la red general, sino a los tramos particulares de los usuarios. La empresa destaca la colaboración, en este aspecto, de los usuarios afectados, ya que de las 827 fugas interiores detectadas el pasado año, un 85 por ciento se reparó en un plazo inferior a un mes desde que se dio el aviso a los abonados.