El Centro Andaluz de la Fotografía de la Consejería de Cultura y Deporte presenta en la Casa García de Viedma de Armilla una doble visión, la de Carlos Barrantes que aporta una nueva forma de ver en blanco y negro, junto a la exposición en color de Dalia Khamissy, fotoperiodista libanesa que muestra el horror de la guerra a través de imágenes de lugares, y no de personas como suele ser habitual. Producidas en su totalidad por el Centro Andaluz de la Fotografía y tituladas Más allá del horizonte y Espacios abandonados respectivamente, inauguradas esta tarde en la Casa García de Viedma de Armilla con la asistencia del alcalde, Gerardo Sánchez Escudero, la delegada de Cultura, Ana Gámez y del director del CAF, Pablo Juliá y la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Armilla, Mar Callejas.
El alcalde de Armilla, Gerardo Sánchez, señala “la enorme satisfacción que supone tener en la localidad una obra cntemporánea de máximo prestigio”. Por su parte, la delegada de Cultura, Ana Gámez, señalaba la apuesta de la Consejería de llevar la cultura a los municipios medianos, como es el caso de Armilla.”
En palabras de Pablo Juliá, “son fotografías de una extraña belleza con una saturación cromática generada por el sol y la luz que entran por los boquetes producidos por las bombas y acarician muebles sin vida. La increíble y triste belleza de lo destruido. No podemos escapar a esa disyuntiva que plantea la autora”.
El visitante podrá adentrarse en el mundo acromático de este autor, que en cuarenta imágenes en blanco y negro apela fundamentalmente al mundo de las sensaciones, fruto de los viajes del fotógrafo madrileño a Costa de Marfil, Perú o Mallorca. Así un tronco puede parecer un cuerpo, el agua convertirse en piedra, una pared ser de esponja o un cielo endurecerse como un muro.
Más allá del horizonte trata de esa línea inexistente, frontera entre nuestra existencia y la imaginada, donde se establece un diálogo entre lo real y lo ilusorio. Barrantes no suele disparar su cámara desde una posición antropométrica, sino desde una posición cambiante, peculiar, a ras de suelo, que transforma las proporciones de los elementos y los convierte en gigantes amorfos que representan su mundo onírico.
En esta serie conviven primeros planos con un horizonte desdibujado, donde la presencia humana es escasa y tan sólo aparece en dos fotografías, los rostros de Regard y Chemin, como objetos que forman parte del paisaje.
Dalia Khamissy trabajaba de editora gráfica en una agencia internacional de noticias en Beirut, cuando en julio de 2006 el país sufrió la mayor ofensiva israelí desde 1982. La situación se prolongó durante treinta y cuatro días en los cuales numerosos medios de comunicación internacionales informaron sobre los acontecimientos.
El mundo perdió paulatinamente el interés en las noticias del Líbano y se olvidó de su población, cuya vida había dado un giro para siempre. Dejó su trabajo de editora gráfica y casi un año después de la guerra, en el verano de 2007, se dirigió a las zonas afectadas. “Había conocido el conflicto a través de la mirada de mis compañeros, pero esta vez era testigo directo…en silencio. Los muebles que quedaron atrás daban testimonio de miles de historias y recuerdos de familias que había compartido una vida entre paredes hoy decoradas con grietas y humedad”, explicaba la autora en la publicación que acompaña la muestra. Esta serie de 16 imágenes fue el primer proyecto que realizó sobre la guerra de ese verano, fue su manera de reconciliarse con la fotografía.
La exposición, producida por el Centro Andaluz de la Fotografía, se recoge en un libro-catálogo bilingüe junto a textos firmados por la propia fotoperiodista. Las exposiciones permanecerán en Armilla hasta el 30 de septiembre.