La Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Granada está trabajando en la elaboración de un proyecto para propiciar la visita de la población escolar, con especial atención a los centros de Educación Permanente, a los restos de Villa Concha o La Colonia, en Víznar, el edificio donde se cree que Federico García Lorca pasó sus últimas horas antes de ser fusilado en la madrugada del 17 al 18 de agosto de 1936.
Además, según ha dicho a Europa Press la delegada en Granada, Ana Gámez, la Junta “valora” el interés y “toma de conciencia” del Ayuntamiento, que ha pedido la cesión del mantenimiento del enclave, para la conservación “de un espacio significativo como es La Colonia”.
En este sentido, la Delegación Territorial está avanzando un acuerdo de colaboración con el Ayuntamiento para la “puesta en valor” del paraje, con diversas iniciativas orientadas, en gran parte, a la población escolar. El objetivo es “reconstruir el mapa de la geografía vital lorquiana”, lo que en estas fechas, a pocos meses de que se cumpla el aniversario de su asesinato, “no solo ayuda a profundizar en el conocimiento de un magnífico autor sino que supone también una lección de historia que no puede caer en el olvido”.
El proyecto de visitas de escolares a La Colonia supondrá así no sólo un “reconocimiento” a la trayectoria vital del poeta sino también una “profundización” en aquel momento de la historia. Además, la experiencia podría extenderse a otros lugares del paraje situado entre Víznar y Alfacar en un futuro, puesto que la Delegación tiene una “visión más amplia” de esta iniciativa.
La Colonia, propiedad de la Junta de Andalucía, está situada bajo el camino que lleva a Alfacar, entre unos frondosos árboles, e incluye los restos de un molino.
Villa Concha, que fue rebautizada como La Colonia por servir como lugar de vacaciones para los niños, fue reconvertida durante la Guerra Civil en cárcel provisional por la Falange, que hizo de Víznar su fuerte militar a finales de julio de 1936. En el lugar apenas quedan huellas de aquel pasado y casi nada recuerda allí al paso efímero de García Lorca, salvo el extracto de uno de sus poemas de ‘Poeta en Nueva York’, ‘Vuelta de paseo’, junto a la acequia.