Los cristianos de base se solidarizan con la transexual de Íllora a la que se le niega la Confirmación

Las Comunidades Cristianas Populares de Granada y Andalucía han emitido un comunicado en el que expresan su solidaridad con la joven de Íllora a la que el Arzobispado de Granada ha negado la Confirmación por su condución de transexual.

En el comunicado se asegura que “como seguidores y seguidoras de Jesús de Nazaret, que pasó su vida sin excluir a nadie y acogiendo a todos y todas, mostramos nuestra solidaridad y respeto a Manuela Rute, vecina de Íllora en Granada.

La autoridad eclesiástica de nuestra Diócesis le niega el derecho a pertenecer plenamente a su Comunidad Cristiana Parroquial y en concreto a recibir el sacramento de la confirmación porque considera su condición de transexual como una aberración. El Sr. arzobispo de Granada y el párroco de Íllora no tienen potestad para prohibir que a una fiel cristiana se le administre el sacramento de la confirmación por el hecho de ser transexual. Según el canon 843 del vigente Código de Derecho Canónico, “Los ministros sagrados no pueden negar los sacramentos a quienes los piden de modo oportuno, están bien dispuestos y no les está prohibido por el derecho recibirlos”.

Creemos que en los Evangelios Jesús aparece continuamente ofreciendo amor incondicional, respeto y acogida a todas las personas, y especialmente a los más débiles, pobres y necesitados de cariño y comprensión.

En el Evangelio que se leerá este domingo en las parroquias, Jesús ofrece su apoyo a una mujer a la que todos marginan. La autoridad eclesiástica hoy hace todo lo contrario de lo que haría Jesús: condena y margina a una mujer que se ha ganado el respeto y la comprensión de sí misma y de la sociedad.

Desde nuestra fidelidad al Evangelio nos sentimos obligados a denunciar situaciones como estas que atentan despiadadamente contra los Derechos Humanos, contra la Caridad Cristiana y contra el mismo Evangelio.

Revindicamos una iglesia que en vez de excluir y condenar, invite y acoja a la mesa común desde los valores de Jesús, independientemente de la condición social, cultural, étnica, sexual, religiosa de las personas.

Invitamos a los cristianos y cristianas a disentir y propiciar un movimiento de personas indignadas con esta iglesia Jerárquica y despótica poseedora de “su verdad absoluta”, fundamentalista, que no nos representa, que no son signo de actitudes evangélicas, que habla de pobreza sin despojarse de sus vestiduras, sin contemplar la dignidad, los rostros concretos y nombres concretos de las personas, y especialmente las empobrecidas y excluídas de nuestra sociedad”.

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