Un jurado popular enjuicia desde esta mañana al acusado de asesinar de una paliza a su novia en Otura

Un jurado popular enjuicia desde este lunes y hasta el próximo jueves 20 de junio en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada al joven acusado de asesinar de una paliza a la que fuera su novia, Mónica Carrión, en Otura el 19 de julio de 2011, cuando ella tenía 18 años.

La Fiscalía de Granada pide para el procesado, de iniciales J.B.R. y conocido por el alias ‘El murciano’, un total de 25 años de prisión por un posible delito de asesinato con las agravantes de alevosía y ensañamiento, además del pago indemnizaciones de 252.000 euros para sus familiares, según consta en su calificación jurídica, a la que ha tenido acceso Europa Press.

La familia de la joven, personada en el caso como acusación particular, pide una pena similar para el presunto asesino, de 23 años de prisión por el mismo delito, y con las agravantes de parentesco, alevosía y ensañamiento, teniendo en cuenta que el informe forense desveló que sufrió más de 200 lesiones. Asimismo, solicita una indemnización de un total de 190.000 euros para los padres y los hermanos de la fallecida y una orden de alejamiento por un periodo de 33 años.

Según el fiscal, el acusado, de 23 años, y Mónica Carrión mantenían una relación sentimental de noviazgo desde aproximadamente comienzos del año 2010 e incluso llegaron a convivir durante unos algunos meses. Si bien la relación entre ellos al comienzo era buena, poco a poco J.B.R. empezó a mostrar su carácter “agresivo, posesivo y celoso”, tanto de una manera verbal –en su relación de diario con su pareja o mediante las llamadas telefónicas que le realizaba–, como por escrito, a través de los sms que le enviaba a su novia, dificultando, al principio, e impidiendo más tarde con su conducta que Mónica pudiese relacionarse con sus amigas más íntimas o incluso con sus familiares, y que ella estuviese siempre a expensas de la voluntad de su novio.

TRABAJABA EN EL BAR DEL PADRE

La tarde del martes día 19 de julio de 2011, pasadas las 16,00 horas, y después de que el inculpado terminara su jornada laboral como camarero en el bar ‘Cubo’, propiedad del padre de Mónica, se dirigió a bordo de un coche hacia la casa de su novia, ubicada en la calle del Cedro la localidad granadina de Otura, con la finalidad de trasladarla a la autoescuela ‘Alhambra’, donde ella estaba recibiendo clases para hacerse con el carnet de conducir. A la novia se la encontró a mitad de camino, y ella se subió al coche, con el que ambos se desplazaron hacia las inmediaciones un campo de golf donde permanecieron el resto de la tarde, según consta en el escrito de acusación provisional, al que ha tenido acceso Europa Press.

Llegada la noche, siendo aproximadamente las 21,00 o 21,30 horas, decidieron retornar, tomando entonces el acusado la carretera A-385 Otura-La Malahá y una vez allí, a la altura del punto kilométrico 5,375, integrado en el término municipal de Alhendín y a través de un camino de tierra, accedieron –a bordo del vehículo– a una zona despoblada recorriendo a continuación algo más de 100 metros, punto en el que giró a la izquierda llegando a una rambla seca donde estacionó.

Una vez allí y dentro del coche, el joven y su novia comenzaron una discusión, en el transcurso de la cual, aprovechándose él de las particulares circunstancias no ya sólo del lugar elegido –completamente abandonado, de difícil acceso y localización–, sino también del tiempo y hora –al anochecer y con escasa visibilidad–, “actuando guiado por un claro y manifiesto propósito de acabar con la vida de Mónica, y valiéndose de sus conocimientos derivados de la práctica de artes marciales”, comenzó a golpearla “de manera absolutamente sorpresiva e inesperada para la víctima”.

Según el relato de la Fiscalía, le propinó varios golpes con sus puños en la cabeza y en la cara, arañándola por el cuerpo, para acto seguido, estando Mónica fuera del coche, el joven se valió de algún objeto contundente para “golpearla nuevamente” y darle aún más puñetazos, principalmente, en la cara, en el cuello y en la zona pectoral. Provocó de esta forma que Mónica, que hasta entonces había permanecido sentada sobre el terreno, se desplomase en el suelo donde, pese a observar que le costaba mantener la respiración, el novio la dejó tumbada, y retornó al coche, desde donde escuchaba cómo la chica, “agonizante”, le decía “te quiero, te quiero mucho”.

Transcurridos unos minutos, el procesado se apeó del coche dirigiéndose nuevamente hacia donde estaba Mónica, que se encontraba boca abajo, con escasa respiración, cubierta de sangre, de tierra y de hierba seca, y decidió subirla. La arrastró para ello desde el lugar donde se encontraba hasta el vehículo, y la subió en la parte trasera del mismo, optando, en un momento determinado, por desplazarla hacia el Hospital Clínico de la capital granadina, observando durante el trayecto como Mónica movía los brazos al tiempo que proseguía diciéndole “te quiero”.

Ingresada de Urgencia en el Hospital Clínico de Granada, Mónica estaba ya inconsciente, no tenía pulso ni respiración, su cuerpo estaba frío, y llegó a fallecer a los escasos minutos de ingresar.

Practicada la preceptiva autopsia, se constató que su muerte fue de etiología violenta, y apareció como causa inmediata de la misma el síndrome de insuficiencia cardiorrespiratoria aguda, asociado a un trauma vagal, y como causa fundamental de la muerte el politraumatismo facial y craneal.

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