La sala Mariana Pineda del Ayuntamiento ha acogido esta mañana la firma de un acuerdo de colaboración entre los alcaldes de Granada, José Torres Hurtado, y Alta Gracia, Walter Saieg, y la gerente de la Fundación Archivo Manuel de Falla, Elena García de Paredes; un documento para la organización conjunta de un programa de conferencias, coloquios, seminarios, exposiciones y otras actividades educativas, culturales o científicas de interés común sobre la figura y obra de Manuel de Falla en el marco de los `Encuentros Manuel de Falla de Granada´, y del nuevo `Festival Internacional Manuel de Falla de Alta Gracia´, a celebrar en noviembre 2013, convirtiendo dicho mes, –mes del nacimiento y muerte de nuestro músico- en el mes de Manuel de Falla.
El convenio contempla además de la cooperación conjunta en materia de programación cultural, la colaboración de ambas ciudades en materia de recursos humanos y materiales, admitiendo la posible colaboración de otras entidades públicas o privadas.
Tras la firma del acuerdo, el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, se ha felicitado por una iniciativa que, “además de proyectar la figura y obra de Manuel de Falla, servirá para un mayor hermanamiento con Alta Gracia , y para estrechar lazos culturales entre ambas ciudades”, y ha entregado al mandatario argentino entre otros obsequios en nombre de la ciudad de Granada una placa con la imagen de la Alhambra, así como libros e imágenes de la ciudad y de sus barrios.
También el intendente de la municipalidad de Alta Gracia, Eduardo Saieg, ha agradecido a Torres Hurtado la hospitalidad y acogida del Ayuntamiento y del Archivo Manuel de Falla, y ha regalado a la ciudad un óleo del pintor argentino Luis Hourgras con la imagen de la casa del músico en Argentina, -que se expondrá en la casa museo Manuel de Falla-, así como un mate de plata, y libros de Alta Gracia.
Los siete últimos años de Manuel de Falla transcurrieron en tierras argentinas, teniendo su última casa en la localidad de Alta Gracia, en la serranía de Córdoba. Arropado por el calor de viejas y nuevas amistades, Falla pudo en parte recuperar su vida diaria y de músico, que tan fructífera fue durante sus años granadinos. Aunque cabe imaginar la añoranza del compositor al pensar en una España en posguerra y su desazón ante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, mantuvo incólumes sus convicciones y sentimientos de justicia y hermandad, ayudado por su fuerte sentimiento religioso. Su dolor, como creador, quizá cabe cifrarlo en la imposibilidad de concluir Atlántida, el gran oratorio escénico en el que trabajó los 20 últimos años de su vida.