La Junta de Andalucía apuesta por ‘musealizar’ ‘in situ’ los restos de la villa romana del siglo I hallados en las obras desarrolladas en la zona del antiguo cuartel de Los Mondragones de Granada, concretamente en el entorno de la almazara descubierta, una de las piezas más valiosas del conjunto arqueológico.
Según ha explicado a Europa Press la delegada de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía en Granada, Ana Gámez, esta propuesta ha supuesto la modificación del proyecto original del aparcamiento que se va a construir en el lugar, y un diseño propio para el futuro espacio expositivo.
La villa, perteneciente a la nobleza romana, fue ocupada de manera ininterrumpida hasta la época visigoda (siglo VII), un periodo del que existen pocos datos en el entorno de Granada. El conjunto está además salpicado de tumbas de los siglos I al VII, lo que confirma que los visigodos reordenaron este espacio cuando perdió su funcionalidad y lo habitaron.
El equipo de arqueólogos que trabajó desde finales de enero en el yacimiento pudo sacar a la luz prácticamente todos los elementos que componían las villas romanas, como la zona de cultivo y el lugar donde se transformaban en aceite y vino los productos recolectados, destacando en este caso unas “potentes” estructuras de un molino –o almazara– del siglo I, según indicaron el pasado mes de abril los responsables del hallazgo.
Gámez, que ha valorado la colaboración y el compromiso social entre la empresa constructora y las instituciones implicadas –Junta y Ayuntamiento de Granada–, ha señalado que en el entorno de la almazara se conservarán, además de los elementos muebles, los mosaicos, como elementos representativos e ilustrativos del espacio doméstico, cinco enterramientos romanos de distintas tipologías y dos o tres enterramientos tardíos que se encuentren en mejores condiciones.
Se conservará también completa la planta del edificio que se ha identificado como un mausoleo o edificio religioso que adquiere su relevancia desde tres puntos de vista: su cronología, (IV-VII); su adscripción cultural tardo-romana y su formalización en planta.
La ubicación actual de los restos del edificio hace “desaconsejable” mantener esta ubicación en el futuro proyecto de aparcamiento. “Desde el punto de vista de la conservación mantener unos restos en medio de un aparcamiento, no parece lo más adecuado ni beneficioso para el bien y se ha demostrado además que, desde el punto de vista de la función divulgadora de ese bien patrimonial, tampoco es de demasiada utilidad”, ha incidido la delegada.
También se ha desechado la idea de ubicar el edificio en otro espacio, dentro o fuera de la parcela objeto de la intervención arqueológica, lo que lo dejaría “descontextualizado”. Por todo ello se ha valorado que “lo más recomendable” es que los restos se trasladen al ámbito del espacio de musealización de la almazara, aunque ocupando zonas que queden fuera del perímetro de la misma. “Una ubicación que no lo alejaría más allá de diez metros de la actual y que permitirá mantener su contextualización, una conservación adecuada y un uso didáctico y divulgativo igualmente adecuado”, ha mantenido Gámez.
UNA LABOR EXHAUSTIVA DE DOCUMENTACIÓN
De acuerdo con los informes técnicos, ha precisa la responsable de la Junta, “se han cumplido los objetivos planteados desde el punto de vista de la investigación y se han documentado de forma exhaustiva y rigurosa los restos encontrados así como sus secuencias cronológicas”.
“Se han elaborado planimetrías completas, fotografías aéreas y fotogrametrías y también se han realizado estudios antropológicos, musivarios (de los mosaicos), numismáticos y un primer avance de estudio de la cerámica, a la que se habrá de dedicar una segunda fase para completar la investigación en el momento en que se excave la parte de la almazara”, ha explicado.
Según ha apuntado, “se debe seguir excavando” en la zona delimitada como espacio de futura musealización, que será objeto de una segunda fase de investigación y documentación.
Desde el punto de vista de la restauración se han preservado aquellos restos que podían considerarse como bienes muebles, cerámica, metal, o restos óseos, incluidos los mosaicos y restos de columnas o basas.
MARCO GENERAL DEL YACIMIENTO
A partir de la investigación realizada, se ha podido concretar que hubo una primera fase de ocupación romana caracterizada por una villa que tiene su momento fundacional en el siglo I y que evoluciona en su formalización en distintas fases hasta el siglo VII, con una más tardía ocupación en la que se reordenan y habitan los espacios con una necrópolis y un edificio de planta casi centralizada que debiera desarrollar un tipo de función monumental o religiosa. A principios del siglo VII el asentamiento se abandona hasta la actualidad.
La parcela sobre la que se desarrolla la actividad es de propiedad municipal y cuenta con una superficie aproximada de 10.000 metros cuadrados. Forma parte, junto a otras parcelas procedentes del Ministerio de Defensa, de un Plan denominado ‘Innovación del PERI Terrenos del Ministerio de Defensa A.R. 7.02 Cuartel de los Mondragones Granada’, en el que el Ayuntamiento prevé la construcción de un espacio comercial, zona deportiva y un aparcamiento de 751 plazas.
Se encuentra fuera del área de protección del Plan Especial de Protección y Catalogación del Área Centro de Granada (Plan Centro). Esto, así como el hecho de que la parcela no estuviera protegida por el PGOU de Granada, ha determinado que no existieran cautelas arqueológicas en la zona, por lo que tampoco llevaba una actividad arqueológica preventiva asociada.
La aparición de los restos arqueológicos en el solar que motivaron esta intervención se define como “hallazgo casual”, por lo que es de aplicación el artículo 50 de la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, de Patrimonio Histórico de Andalucía.