Investigadores de la Universidad de Granada han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las que son adictas a los juegos de azar. Su trabajo ha determinado que las personas adictas al juego presentan anomalías en su funcionamiento cerebral, que afectan a su capacidad de tomar decisiones.
En dos artículos, publicados recientemente en la revista Frontiers in Neuroscience, los científicos han corroborado que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos. Esto se ha comprobado mediante tareas de laboratorio y técnicas de identificación de anomalías de funcionamiento cerebral mediante electroencefalografía (EEG).
Sin embargo, estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas. Sin embargo, la investigación realizada en la UGR ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal. Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno, y afectan a su capacidad de tomar decisiones.
Emociones negativas
Como explican los autores principales de este trabajo, el profesor José César Perales y la investigadora Ana Torres, del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, “esas malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios”. Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza.
De los datos obtenidos en la investigación de la UGR se derivan “pautas prácticas que tienen una utilidad directa para el tratamiento psicológico de ambas adicciones”. En primer lugar, es necesario tener en cuenta que las alteraciones provocadas por el consumo crónico de la cocaína pueden convertirse a su vez en un obstáculo para el tratamiento y, por tanto, deben tenerse en cuenta a la hora de establecer un pronóstico.
En segundo lugar, los investigadores han identificado algunos aspectos claves que debe incorporar el tratamiento dirigido a la rehabilitación del juego patológico, especialmente en los casos más graves: tratar directamente los problemas emocionales que disparan la necesidad de jugar, y realizar un entrenamiento específico que permita al individuo aprender a valorar de forma adecuada las pérdidas y sus consecuencias.
Este trabajo ha sido realizado por investigadores pertenecientes al Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCyC), de la Universidad de Granada, con la colaboración de la Asociación Granadina de Jugadores de Azar en Rehabilitación (AGRAJER) y Proyecto Hombre.