Cuando volvamos la vista atrás recordaremos 2013 como el año en el que logramos Manu Ferrón se decidiese al fin a publicar canciones con su propio nombre. Unanimiedad se titulaba su single de debut, un 7” con los temas “A Trabajar” y “El Mueble”, poco más de 5 minutos de pop atemporal, elegancia y artesanía.
Conocido tanto por su coliderazgo en esa meridiana anomalía bicéfala que es el Grupo de Expertos Solynieve, como por sus habituales colaboraciones como letrista y, más recientemente, por su participación en la adaptación al castellano de las letras del último LP de Franco Battiato, ahora nos sorprende con un 10” de nombre Misericordia y 5 canciones rebosantes de estribillos y lucidez, no lejos de influencias como Big Star, Randy Newman, Juan & Junior o Guided by Voices.
Recordando a Heráclito podríamos decir que no se toca dos veces la misma canción, y eso es precisamente lo que sucede con el tema que abre este disco. En efecto, “Cara de Astro” ha pasado -desde su origen allá por 1993- por diferentes idiomas, título, compañeros de grupo y hasta protagonista, hasta convertirse en un homenaje al futbolista de culto Enzo “El Príncipe” Francescoli en el que se citan textualmente unas declaraciones suyas en las que afirma que uno juega bien cuando se dan dos condiciones: que puedas y que te dejen. Su energía, su febril efervescencia, su inmediatez consiste en concretar en el ámbito futbolístico una motivación esencial en Manu: hacer esto AHORA, después de años abrazado al “preferiría no hacerlo”. Es el momento perfecto.
Misericordia parte pues poniendo al observador en antecedentes para cerrar con llave el pasado y seguir avanzando con la certeza de que todo lo que quiere conservar de entonces está a salvo. Sus canciones vienen cargadas de emoción, recuerdos, reivindicación, y mucho material espiritual solo masticable para los más atentos a sus letras, todo ello envuelto en melodías que parecen haber superado fuertes rachas de oleaje tormentoso antes de llegar a puerto, perfeccionándose en la lucha contra uno mismo.
“Me quedo”, un tema con oscuros rasgos psicodélicos y resonancias de música tradicional andaluza, coexiste en el EP con otros cuyo recorrido se percibe natural, fluido y sencillo (nunca simple), como “Enemigo que Huye”, una perla de pop sin dobleces, una reivindicación del derecho a conducirse por la vida sin molestar ni ser molestado y, sobre todo, sin tener que dar explicaciones
Correteando entre Zumpano o Teenage Fanclub, este 10” nos regala también composiciones cargadas de sarcasmo hacia las élites intelectuales, como “Precisamente de esta manera” o la joya de la corona, “Secreto a voces”, que nos desgarra y a la vez deja en nuestra cabeza un pegadizo eco rezando “no se lo digas a nadie”. En ella Ferrón carga contra la degradación de la creación artística y las falsas verdades que, con nuestro consentimiento activo o pasivo, están acabando con la cultura en beneficio del mercado.
5 canciones que son al mismo tiempo –parafraseando a Blas de Otero- anillos que tiramos al agua y pequeñas joyas que se dejan en una caja fuerte entreabierta, a expensas de la sed, el hambre y la curiosidad del oyente.