Un estudio del Hospital Virgen de las Nieves de Granada ha detectado que en torno a un 60 por ciento de las muertes súbitas sin un motivo aparente o una causa lógica tienen un origen familiar o hereditario, de ahí que los especialistas incidan en la importancia de la prevención y del diagnóstico precoz.
Pese a que la causa general más frecuente de la muerte súbita es la cardiopatía isquémica (enfermedad coronaria), donde resulta crucial el control de los factores de riesgo, existen otros motivos menos habituales y que no pudieron ser detectados en pruebas médicas en personas “sanas” que han sufrido paros cardíacos.
El estudio, que busca prevenir el desarrollo de enfermedades cardíacas con componente hereditario entre familiares de personas -sobre todo jóvenes- que han padecido una muerte súbita sin motivo aparente, ha encontrado que en el 60 por ciento de esos casos se sitúa como causa principal una cardiopatía familiar.
El promotor de este proyecto de investigación, Luis Tercedor, jefe de sección de Cardiología y director de la Unidad de Arritmia del hospital granadino, ha subrayado a Efe la importancia de prevenir con una detección precoz las complicaciones de enfermedades cardíacas con componente hereditario.
El principal problema de este tipo de enfermedades es que muchas veces “dan poco la cara” hasta que produce un evento grave, ha señalado Tercedor, lo que explicaría la falta de concienciación de posibles afectados que no perciben síntomas previos.
“Un reto importante es detectarlas a tiempo para prevenir las complicaciones. Sabemos que la muerte súbita no es irremediable, que se puede prevenir”, ha incidido este experto, que desde hace más de un año trabaja junto al investigador Juan Jiménez en una consulta específica de cardiopatías familiares.
En esta consulta se atiende a personas con cardiopatías familiares con y sin antecedentes de muerte súbita, para evaluar el riesgo arrítmico y poner las medidas preventivas oportunas, que van desde cambios de hábitos de vida, a fármacos o el implante de un desfibrilador en los casos más graves.
El proyecto también aborda el estudio de la fibrilación ventricular idiopática, es decir la de aquellas personas en que, habiendo sobrevivido a un episodio de parada cardíaca, las pruebas habituales no son capaces de encontrar las causas concretas.
Para ello, comienzan con unos test específicos con estimulación farmacológica, como paso siguiente se estudia a los familiares que puedan “dar pistas” sobre la enfermedad y, cuando ahí los resultados son negativos, se opta por el estudio genético.
Ese último análisis se sirve de una las técnicas más actuales, como es la “ultrasecuenciación”, que permite hacer en un tiempo razonable un estudio de 120 genes relacionados con la muerte súbita cardiaca y donde resulta fundamental la colaboración multidisciplinar.
En los dieciocho meses de funcionamiento de la consulta específica dedicada a cardiopatías familiares con riesgo arrítmico, referente en Granada, Almería, Jaén y que cuenta con pacientes de Málaga o Córdoba, estos especialistas han atendido 230 casos, de los medio centenar estuvieron precedidos por muertes súbitas, la mitad reanimadas y la otra no.
Tanto Tercedor como Jiménez han coincidido al señalar la importancia del apoyo institucional y de la prevención, especialmente cuando se tienen antecedentes familiares que hayan sufrido episodios de este tipo, en los que aporta gran información contar una autopsia que pueda revelar las causas concretas de la muerte.
Se calcula que en España se producen unas 30.000 muertes súbitas al año, un dato que, a juicio de estos especialistas, debería crear conciencia social sobre un problema que en cifras es, por ejemplo, diez veces mayor a las muertes que se producen por accidentes de tráfico.