Achacan a un despegue a baja velocidad el accidente de ultraligero con dos fallecidos de 2012

La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC), dependiente del Ministerio de Fomento, ha concluido que el accidente de ultraligero que tuvo lugar el pasado 25 de febrero en Orce (Granada), en el que murieron sus dos tripulantes, se debió a un despegue a baja velocidad, que probablemente se produjo porque la aeronave fue impulsada de forma prematura por una racha de viento.

Según el informe técnico elaborado, al que ha tenido acceso Europa Press, la aeronave despegó la mañana de aquel día del aeródromo de Los Martínez del Puerto (Murcia) con la intención de realizar un vuelo hasta el campo de vuelos de Catral (Alicante), donde posteriormente y junto con otras dos aeronaves continuaría el trayecto hasta la pista de María, situada entre Orce (Granada) y María (Almería).

Una vez realizado el vuelo “sin contratiempo alguno” hasta la pista de María, las tripulaciones permanecieron allí por espacio de dos horas y media, hasta que alrededor de las 15,00 horas, decidieron emprender el regreso.

A las 15,14 horas, la aeronave, ligera de ala fija y patín de cola, inició la carrera de despegue con una orientación aproximada de 270º, e hizo un par de zig-zags en su trayectoria antes de despegar. A continuación, y según los testigos, se fue al aire con un alto ángulo de asiento sobrevolando el margen izquierdo de la pista.

A medida que continuaba su ascenso, se fue separando progresivamente de la prolongación del eje de la pista, hasta que, al alcanzar los 60-70 metros de altura, inició un viraje de 180º para tomar rumbo este hacia su destino.

En esos momentos, el ultraligero inició un viraje continuo con el morro y el plano izquierdo bajos, hasta impactar con el terreno en un punto situado a 700 metros desde el inicio de la carrera de despegue, y a 190 metros de separación lateral hacia la izquierda respecto de la prolongación del eje de pista.

La aeronave resultó destruida e incendiada, y el piloto, de 56 años y con amplia experiencia en vuelo, y el pasajero, los dos de Murcia, fallecieron en el acto.

Según los expertos del CIAIAC, tanto el zig-zag que hizo en tierra, como la deriva hacia la izquierda del ultraligero, “evidencian” las dificultades de control que tuvo el piloto durante el despegue, posiblemente por causa del viento y de la turbulencia.

De hecho, los datos de viento en Huéscar y Baza confirman que hubo por ese valle rachas de hasta 30 kilómetros por hora, que, aunque se consideran flojos, no lo son tanto en relación con una aeronave de vuelo lento con velocidades de pérdida del orden de los 70-80 kilómetros por hora.

Así, la conclusión es que se produjo un despegue a baja velocidad, y que el avión pudo irse prematuramente al aire bajo la influencia de una racha de viento. Continuó así el ascenso, ininterrumpido, según los testigos, sin hacerse un tramo horizontal de aceleración hasta una velocidad más segura.

Al concluir el ascenso inicial, viró 180º, pero las cargas de maniobra y la turbulencia, además del componente de viento de cola, pudieron colocar la aeronave en situación de pérdida aerodinámica.

Posiblemente, según consta en el informe, el ultraligero perdió el control entonces. El ala izquierda cayó, bajó el morro, y con la propulsión de la hélice a toda potencia, se precipitó al suelo dando aún media vuelta de barrena a la izquierda.

La poca altura de vuelo no permitía una maniobra de recuperación de la barrena, que al parecer el pilotó intentó.

Por tanto, se estima que el accidente sobrevino como consecuencia de una pérdida de control en vuelo de la aeronave, al entrar ésta en pérdida de sustentación. La falta de sustentación sobrevino al sumarse a las condiciones de vuelo estable, las agravantes propias de la maniobra y la turbulencia, combinadas con una escasa velocidad del ultraligero.

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