SOS desde Calar Alto

El personal del Instituto de Astrofísica de Andalucía con sede en Granada alerta de la situación crítica del Observatorio de Calar Alto

El observatorio, cogestionado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y por la Sociedad Max Planck (SMP), afronta un recorte presupuestario que pone en peligro la continuidad de su servicio a la comunidad científica

Diversos informes avalan la excelencia del observatorio, que afronta despidos y pérdida de noches de observación y contratos con empresas

PACO ELVIRA (COVER / GETTY IMAGES) (Vía El País)

PACO ELVIRA (COVER / GETTY IMAGES) (Vía El País)

El observatorio de Calar Alto (CAHA, Almería), una instalación de referencia en Europa y uno de los principales motores de la investigación astronómica en España durante los últimos cuarenta años, afronta un periodo crítico. Tras la modificación del acuerdo entre el CSIC y la SMP en abril de 2013, que abrió las puertas a un importante recorte presupuestario, tanto la dirección del observatorio como los comités científico y tecnológico de CAHA se centraron en planificar el presupuesto más ajustado posible.

Este esfuerzo se tradujo en una propuesta de financiación de 2,7 millones de euros anuales, muy por debajo de los 3,7 y 3,8 millones de euros que CAHA obtuvo en 2011 y 2012. Dicha propuesta se vio minorada por el comité ejecutivo (formado por representantes del CSIC y SMP) hasta los 2,2 millones de euros.

Sin embargo, de esos 2,2 millones, seiscientos mil euros proceden de remanentes del observatorio de años anteriores. Así, la dotación para CAHA se reduciría a 1,6 millones de euros, una cantidad que imposibilita la viabilidad del centro y que ha motivado la dimisión de su director, José María Quintana.

Ante esta situación, el personal del Instituto de Astrofísica de Andalucía, reunido en asamblea, alerta del grave riesgo en el que se halla el observatorio, que ya está perdiendo horas de observación debido a la falta de personal (faltando a los compromisos con la comunidad científica internacional), así como contratos con empresas.

Además, esta nueva crisis pone en peligro la rentabilización de los más de nueve millones de euros invertidos en instrumentos de última generación (como la cámara PANIC y los espectrógrafos de alta resolución CARMENES y CAFE) para mejorar la competitividad científica del observatorio, algunos de los cuales aún se encuentran en fase de desarrollo. Dichos proyectos instrumentales, de carácter internacional, suponen un importante retorno industrial en empresas españolas y apenas han empezado a generar resultados.

Desde la asamblea del IAA se hace hincapié en la necesidad de que se potencie un observatorio como Calar Alto, el único observatorio nacional que ofrece a la comunidad astronómica española más de ciento ochenta noches de observación al año y que permite el desarrollo de proyectos ambiciosos y que requieren gran capacidad de observación como CALIFA, un sondeo pionero para el estudio de la evolución galáctica.

Igualmente, se incide en la necesidad de buscar nuevos socios, tanto autonómicos, nacionales como internacionales, para completar el presupuesto de CAHA y hacerlo viable a largo plazo. Pero para lograrlo es necesario un margen de tiempo razonable y el ahogo presupuestario actual de CAHA impide que se proyecte una imagen de futuro.

El rendimiento científico de Calar Alto es excepcional, tal y como demuestran los más de cien proyectos internacionales que anualmente utilizan sus telescopios y la cantidad de propuestas de observación que se evalúan (se rechazan más del 50% de las propuestas recibidas). El observatorio también cuenta con excelentes informes de evaluación externa realizados en los cinco últimos años, a petición de su propio Comité Científico Asesor y del Ministerio de Ciencia e Innovación (actualmente MINECO).

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