El matrimonio entre la tapa y la cerveza se ha convertido en una tradición para nutrir las cajas registradoras de los bares, pero no es necesariamente un hábito que engorda, según el catedrático Emilio Martínez de la Victoria, que apunta como clave saber seleccionar esta cocina en miniatura.
Ir de tapas o de pinchos, pagar por esta comida en miniatura o degustarla gratuitamente se ha convertido en una seña más de la cultura española, a la que se la ha sumado el sambenito de hábito que engorda y enemigo de cualquier dieta.
Pero como todo, depende.
El catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada, experto en nutrición y director durante una década del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos granadino, Emilio Martínez de la Victoria, tranquiliza las malas conciencias tras un tapeo al subrayar que “unas son buenas y otras malas, como todo en la vida”.
Martínez de la Victoria ha detallado a Efe que el placer de irse de tapas no tiene que estar reñido ni con los buenos hábitos nutricionales ni con la batalla contra el sobrepeso.
“Las tapas son pequeñas porciones de comida, comida en miniatura, y no tienen ningún problema nutricional si se sabe escoger”, ha subrayado este experto en nutrición.
La clave, ha detallado, consiste en recordar que “si te vas de tapas, estás comiendo, no puedes llegar a casa y volver a comer. El tapeo engorda si se toma como algo adicional y se olvida que como mucho le sigue el postre, no otro menú”, ha explicado el catedrático.
La combinación de la caña de cerveza con su tapa factura al año 12.000 millones de euros y sustenta 306.000 empleos en el país, según un estudio del sector cervecero y el Gobierno central, un matrimonio rentable que batalla contra la mala fama de sus consecuencias para los michelines y las ‘barrigas cerveceras’.
Para Martínez de la Victoria, las tapas tienen las mismas virtudes o defectos de la comida casera “y el acierto está en seleccionar lo que sea más adecuado nutricionalmente hablando y, especialmente, en adaptar el resto de las comidas del día a lo que se tomó en el bar”.
“Si te tomas dos cañas con una tapa adecuada, que te aporta como mucho 500 calorías, te tomas una fruta al llegar a casa y es una ingesta adecuada. Todo depende de los bares, porque muchos tienen públicos específicos y ofrecen tapas contundentes con muchas grasas saturadas, que ya es otra cosa”, ha detallado.
Para acertar, este experto apuesta por acercarse a la cocina mediterránea y a las tapas tradicionales frente a otros productos exportados como las hamburguesas con patatas fritas y recuerda los beneficios de ingerir pequeñas porciones “hasta siete comidas al día no engorda”.
Como ejemplo, un estudio de la Fundación Española de la Nutrición sobre la tapa apunta que una de estas raciones de salmorejo supone el 7 % de la aportación calórica recomendada al día, el 9 % si se acompaña de una cerveza, unos porcentajes similares a los que representan una tapa de paella o de pescado frito. Otra cosa es ya comer sin límites.
Crónica de María Ruiz. Efe Granada