Maracena recoge cerca de 41.000 kilos de prendas que tienen, fundamentalmente, fines sociales
Las prendas de vestir pueden tener varias vidas. Gran parte de la ropa que desechan los vecinos de Maracena pasa a tener nuevos usos gracias a la colaboración del Ayuntamiento con distintas asociaciones y ONGs como Madre Coraje o Fundación Humana y con empresas como Eastwest y Recuperalia.
El pasado año se recogieron cerca de 41.000 kilos de ropa usada lo que ya supuso un incremento en comparación con 2012, cuando se recogieron 37.000 kilos.
Los distintos contenedores de ropa usada, 23 en total, se encuentran repartidos por la ciudad (sus ubicaciones están marcadas en la web municipal) y pretenden gestionar un residuo que generamos en nuestra vida cotidiana y que puede tener un valor añadido e incluso una función solidaria.
“El objetivo es gestionar este residuo de forma que además se consiga una repercusión positiva para la ciudad, especialmente en materia medioambiental y social”, explica el primer edil, Noel López.
La concienciación ciudadana es cada vez mayor en este sentido y la abundancia de puntos de recogida facilita este proceso.
Existen distintos destinos para este residuo que van desde la distribución entre las personas que más lo necesitan a través de los mercadillos o tiendas de Madre Coraje y Humana, a cambio de precios poco menos que simbólicos, hasta su reutilización o confección de otra prenda distinta.
Por otro lado, la implicación de estas empresas redunda positivamente en la ciudadanía de Maracena, especialmente en su colaboración en materia de concienciación y educación ambiental o incluso con la instalación de una veintena de nuevos pipicanes, como ha sido el caso de Eastwest.
¿Qué se hace con la ropa?
La fase de selección y clasificación es fundamental. Según su estado pasará a los fines anteriormente descritos o incluso, un 48% de la misma, se envía a países subdesarrollados para que los comerciantes locales puedan activar la economía local y generar recursos para el desarrollo a precios muy bajos.
El 32% de la ropa está en un estado que no permite reutilización como prenda por lo que se destina al reciclaje textil, se descomponen sus fibras y vuelven a ser de nuevo hiladas formando mantas, acolchados, aislantes, soportes de alfombras, relleno de asientos de coche, sofás, material de insonorización, etc.
Un 8% va destinado a los centros de tratamiento de residuos porque su composición no permite reutilizar ni reciclar su material.
El trabajo en colaboración con estas organizaciones permite dar usos sociales a un residuo que, de no ser así, quedaría depositado en los basureros, concluye la edil de Medio Ambiente, Rosa María Palma.