Tras el desalojo municipal de las cuevas de San Miguel, unas 20 personas trabajan día y noche en las tareas de desescombro de la zona. La primera sorpresa es que una vez apartada la tierra que las sepultó, se puede ver una cueva intacta, con la bóveda en perfecto estado.
Escucha a los afectados:
La segunda consecuencia de la carga policial y el desalojo es el miedo y la inseguridad para todos los habitantes de las cuevas.
Hacen guardias durante la madrugada en tiendas de campaña colocadas en la ermita para avisar ante una posible vista. Ellos creen que la policía local puede aparecer en cualquier momento.
Escucha a los afectados:
Teresa, unas de las mujeres que sufrió el desalojo, asegura que hubo violencia y agresión. Que llegaron sin previo aviso y echaron la puerta abajo.
Escucha a los afectados:
De momento no tienen noticias del Ayuntamiento y esperan una solución. Si el Ayuntamiento o la Junta no les ofrecen una vivienda digna, ellos persistirán en su idea de vivir en las Cuevas que ahora mismo ocupan en el Cerro de San Miguel. Que vuelvan a estar como estaban es sólo cuestión de poco tiempo.