La XXXII edición del Pregón de la juventud, que anualmente organiza la hermandad de la Humildad, fue ofrecido anoche por el joven cofrade Tomás Gómez en el colegio de las Mercedarias, en el Realejo, congregando a una multitud de cofrades que no quisieron perderse esta entrañable cita.
Tomás, que es miembro de las hermandades del Huerto así como de Paciencia, tomó la palabra en el atril tras la presentación de Ignacio Navarrete, su precursor en estas lides, donde estructuró su pregón haciendo un recorrido por los diferentes barrios de la ciudad y repasando algunas de las sensaciones de este joven al admirar las diferentes hermandades. Especialmente emocionante fue el momento en el que el joven se dirigió personalmente a su abuelo, fallecido, a quien dedicó las letras del texto. Finalmente, tuvo palabras para la juventud cofrade, en general, y para la Agrupación Musical Dulce Nombre recordando y dedicando, igualmente, el pregón al joven cofrade y músico Adrián Núñez, que falleció en el mes de julio a causa de un accidente, y que arrancó una fuerte ovación que se prolongó varios minutos.
Al término del acto, después de los obsequios de rigor que entregó el hermano mayor de la Humildad, Fernando Calero, tuvo lugar el pequeño concierto que ofreció la Agrupación Dulce Nombre, que dirige Felipe Cañizares, y que a diferencia de otros años tuvo que celebrase en el interior a causa de la inestabilidad meteorológica. Interpretaron para la ocasión “La Saeta”, “Siempre con nosotros”, “Oh, pecador” y “La cruz que guía mis pasos”, dedicada al Cristo de la Buena Muerte de Granada.