La Guardia Civil ha detenido a nueve personas, tres de ellas en Granada y una en Málaga, y ha intervenido 109 armas de fuego mediante la operación policial “Bulldog”, con la que ha desmantelado un taller clandestino de fabricación de armas en Laguna de Duero (Valladolid) que luego eran vendidas por Internet en perfecto uso.
Además de los nueve arrestos por tenencia, tráfico y fabricación ilícita de armas, durante la operación, los agentes han aprehendido más de 5.500 cartuchos metálicos, un kilo y medio de pólvora, maquinaria y herramientas para la transformación de armas de fuego, ha informado en rueda de prensa del delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano.
En Valladolid han sido detenidas dos personas, el fabricante de las armas y su hijo, de los cuales no se ha facilitado identidades y que se encuentran en libertad con cargos, además de otra en Valencia, una en Orense, tres en Granada, una en Vizcaya y otra más en Málaga.
El fabricante, un varón de unos 50 años, ha sido calificado por el comandante Javier Peña, responsable de la operación, como “un auténtico artesano” de la recuperación de armas, las cuales era vendidas a través de Internet por su hijo.
Este hombre, sin antecedentes policiales previos y un “verdadero experto” para tornear piezas metálicas, tenía un taller en un trastero de la localidad de Laguna de Duero, en el alfoz de Valladolid, donde manipulaba armas inutilizadas para que pudieran ser disparadas.
Según ha explicado el comandante Javier Peña, el comercio con armas inutilizadas es “legal” en el ámbito del coleccionismo, pero este hombre se dedicaba a manipularlas para que pudieran ser disparadas y las comercializaba, aunque la Guardia Civil no ha podido determinar si se ha utilizado para la comisión de algún hecho delictivo.
Entre las 109 piezas intervenidas, se encuentran 90 armas cortas, entre revólveres y pistolas, dieciocho armas largas, entre ellas una escopeta de cañones recortados, y cuatro armas de guerra, como subfusiles, una pistola ametralladora y un “cetme”.
Además se han requisado siete armas de avancarga, tres bolígrafos y un mechero pistola, así como un silenciador para arma corta, 2,3 kilos de pólvora y multitud de piezas sueltas como correderas, cañones, culatas, armazones y diversos repuestos.
La operación “bulldog” comenzó a principios de año después de que la comandancia de Valladolid encontrara indicios en Internet de que se comercializaba con armas que podrían estar en uso, lo que se comprobó al analizar una pieza cuyo anuncio circulaba por la red social.
En un anuncio con fotos en Internet, en concreto, se ofrecía un revólver “recalibrado al calibre 22” y del que se hacían comentarios como que “alguien lo adaptó para disparar” y que “el que lo reformó tenía que ser un artista”.
Según ha explicado el comandante Javier Peña, después de detectó un primer envío de un “bolígrafo pistola” que iba dirigido a Vizcaya y que fue interceptado por la Guardia Civil, aunque después se detectaron más ventas a distintos compradores de las provincias de Málaga, Granada, Valencia, Albacete, Ourense y Vizcaya.
Las piezas se ofrecían por unas cantidades de dinero que oscilaban entre los 200 y los 900 euros a personas que generalmente son coleccionistas de armas y carentes de antecedentes penales.