El acto de subida del Cristo de la Expiración que convoca anualmente la hermandad de los Escolapios se ha convertido en uno de los momentos más esperados de toda la Cuaresma, concitando a más a varios centenares de cofrades en las naves del templo de san José de Calasanz.
Después de dos días en besapiés, el crucificado de Sánchez Mesa era custodiado por una decena de hermanos e invitados con cirios y portado hasta el centro de la nave por los miembros de la banda de cornetas y tambores de Tres Caídas y la banda de música de Armilla. Desde allí empezó el párroco a rezar las siete palabras de Cristo en la cruz, que fue amenizado con cantos populares y la música de órgano a cargo de Concepción Fernández Vivas.