Los colonos que se asentaron en el anejo de El Chaparral después del año 1956 construyeron veinte secaderos para las labores de recolección del tabaco y para guardar los aperos de labranza. En los últimos 20 años estos edificios han quedado en desuso. Hay más de 800 propietarios de la veintena de secaderos que además, debido al crecimiento urbanístico, se han quedado en el centro de la población. Esta zona presenta problemas de seguridad y salubridad ya que es accesible y los edificios sufren un grave deterioro. Los propios vecinos del anejo han pedido en muchas ocasiones al Ayuntamiento que de oficio valle la zona. El gobierno local quiere ir más allá y tras concluir un plan de limpieza y vallado, va a pedir una reunión a los propietarios para buscar una solución que revierta en los vecinos. El alcalde, Pablo García, en una reciente visita, adelantó que “vamos a pedir un encuentro con los propietarios para consensuar con ellos una solución para la zona. El objetivo es que nos cedan la propiedad para hacer espacios verdes, equipamientos que reviertan en beneficio de la comunidad, e incluso mantener uno de los secaderos y habilitarlo como museo para recordar el uso que tuvieron este tipo de construcciones en la vega”.
Trabajos de limpieza
En estas semanas se están llevando a cabo los primeros trabajos en la zona de los secaderos de El Chaparral. Estas actuaciones se están centrando en la limpieza de escombros y vegetación no sólo en el perímetro sino en las calles y en el interior de los secaderos. Los operarios municipales están acometiendo estos días la limpieza integral de la zona para proceder a continuación al vallado.