Las organizaciones agrarias Asaja, COAG, UPA y la federación de cooperativas Faeca han mostrado su desacuerdo con la declaración de la Vega de Granada como Bien de Interés Cultural (BIC) y han reivindicado la relevancia agrícola de este espacio, cuya gestión debe depender a su juicio de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural.
Así, piden que se reconozca el papel de los agricultores en el mantenimiento y desarrollo de este entorno productivo “que durante siglos ha sido fuente de empleo y principal generador de recursos económicos para los municipios de la zona”.
Estas organizaciones agrarias consideran “muy positivas” todas las acciones reivindicativas surgidas frente a las “amenazas y riesgos” que sufre el espacio agrario “por excelencia” de Granada, no obstante retiran su apoyo a la declaración de la Vega como Bien de Interés Cultural por considerar que, si este entorno dejara de depender de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, se generaría “un importante problema de gestión de la esencial e imprescindible actividad agraria que la ha creado y mantenido desde el siglo XI”.
A su juicio, la Vega “no debe convertirse en un parque cultural, como se espera, una urna de cristal donde cualquier actuación por inocua que sea”, como encalar un cortijo, entubar una acequia o poner uno u otro cultivo, “sea potestad de la Administración imponiendo discrecionalmente sus criterios y con el lastre de una complicada burocracia”.
De hecho, consideran que la declaración BIC “puede hacer olvidar su principal valor, el agrario, para privilegiarla como zona exclusiva de recreo situando a los agricultores y ganaderos como simples espectadores”. Por ello, consideran necesario garantizar también la permanencia de los cultivos señalando sus especificidades y propiciando el mercado cercano y la identificación de productos de calidad como fuente de riqueza y trabajo.
Para estas organizaciones, su delimitación como territorio “sería otro de los aspectos problemáticos, dado que abarca una extensión muy amplia y diversa integrada por bienes con diferentes usos y valores”.
Para los agricultores, su protección pasa por el rediseño del Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Granada (Potaug) en cuanto a la catalogación y uso de cada singularidad, como acequias, cortijos, molinos, caminos rurales, caserías, secaderos y huertas, completado con otras actuaciones dentro del Plan de Desarrollo de la Vega que procuren la creación de un órgano autónomo de gestión que aúne los valores patrimoniales y su rentabilidad social y económica convirtiendo a agricultores y ganaderos “en sus verdaderos protagonistas”.
Por último, Asaja, COAG, UPA y Faeca-Granada valoran positivamente la creación de una comisión técnica y política interdepartamental que evalúe y proponga herramientas para la protección patrimonial, agrícola y turística de la Vega de Granada y para su desarrollo sostenible, cuya propuesta ha sido aprobada recientemente en el Parlamento andaluz.
Escucha a Gregorio Núñez, presidente de FAECA Granada: