La excelente Semana Santa y la alta ocupación hotelera de esos días no se rentabiliza en Granada en términos de empleo por el mal comportamiento de otros sectores, como el agrícola. A ello se suma una drástica bajada del 24 por ciento en el número de contratos indefinidos, ya de por si escasos ya que no llegan ni al 3’6 por ciento del total.
El paro ha bajado en abril aunque lo ha hecho en menor grado que la media andaluza y nacional. Los datos oficiales hablan de un descenso de demandantes de 1.639 personas, lo que significa una bajada del paro del 1’55 por ciento. Es un buen dato, aunque peor que el del año pasado.
Con este descenso del paro, quedan inscritas en Granada aún 104.169 personas como demandantes de empleo en las oficinas públicas. En los últimos 12 meses, esta lista se ha reducido en un 6 por ciento. Al día de hoy hay en Granada 1.639 parados menos que hace un año.
En abril, el sector servicios -como se esperaba por el turismo- ha tirado de la creación de empleo con 2.000 desempleados menos. Sin embargo, la agricultura ha provocado casi 400 nuevos desempleados y la bajada del paro en la industria (-52) y la construcción(-204) no ha logrado compensar. Por tanto, baja el paro en abril, pero los datos no son tan buenos como en España y Andalucía.
La secretaria general de UGT Granada Manuela Martínez ha asegurado que estos datos “corroboran que el mercado laboral granadino está caracterizado por la estacionalidad, y que depende en un gran porcentaje del comportamiento del sector servicios”. Pero pese a esta mejora, nos encontramos aún en un escenario extremadamente complicado, lejos de la recuperación que se viene pregonando desde el Gobierno, y no enmascaran la terrible realidad que a día de hoy, tras seis años de crisis económica, se vive en el mercado de trabajo granadino.
Porque el desempleo continúa en niveles insostenibles, recuerda la ugetista, y los indicadores que miden la calidad del empleo, tales como la temporalidad o parcialidad involuntaria, muestran un deterioro constante. Y mientras, las políticas que se están aplicando solo buscan un crecimiento basado en actividades de baja productividad y escaso valor añadido, que tiene como resultado la extensión del subempleo e impide el desarrollo y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, afirma la representante de UGT Granada. Además, apunta Martínez (UGT) la devaluación salarial y de las pensiones a la que asistimos cohabita con una cada vez más extendida devaluación social.