La poeta Paula Bozalongo (Granada, 1991) presentará este jueves en Granada su primer libro publicado ‘Diciembre y nos besamos’, con el que obtuvo el XXIX Premio Hiperión de Poesía, convirtiéndose en la primera mujer en lograrlo en casi una década. Será a las 20,00 horas en el Hotel Hospes Palacio de los Patos, en un acto en el que será presentada por el poeta Fernando Valverde.
Un jurado compuesto por Francisco Castaño, Luis García Montero, Jesús Munárriz, Benjamín Prado y Raquel Lanseros eligió por unanimidad el libro de esta joven de sólo 22 años y destacó “los hallazgos expresivos y la serena y contundente belleza de su escritura, más destacable por su juventud”, según el acta del jurado.
Paula Bozalongo es estudiante de arquitectura. Haber logrado el Premio Hiperión con su primer libro supone para ella “la oportunidad de publicar en una gran editorial” y de compartirlo con muchos poetas a los que admira, “además de mucha confianza”.
Según explicó a Europa Press al obtener el premio, el primer libro de poesía que leyó fue un regalo, una edición infantil de ‘Campos de Castilla’. “Ese no fue el comienzo aunque fue el primero. Mis referentes han sido los diferentes momentos que he vivido en el Festival Internacional de Poesía de Granada”, evento literario al que ha estado vinculada desde su creación hace más de diez años.
“Escuchar a Ángel González en el Isabel la Católica sentada al lado de mi abuelo y sentir su emoción al empezar; un poema de Derek Walcott en Granada, visitar el Barranco de Víznar con Herta Müller o la Alhambra con Pablo García Baena… Eso y que he crecido rodeada de libros de poetas de los que he aprendido como Luis García Montero, Benjamín Prado o Raquel Lanseros, que ahora ellos han leído mis poemas, o Fernando Valverde, Jorge Galán y Daniel Rodríguez Moya, a los que admiro y he tenido la suerte de vivir su poesía”, indicó.
‘Diciembre, y nos besamos’ es “una búsqueda”, un punto de partida hacia la construcción de una manera de vivir. “Está lleno del miedo a tomar decisiones y de la seguridad de disfrutar la incertidumbre”, afirmó.
Para Paula Bozalongo la poesía no sólo entró en su vida muy joven, sino que de alguna manera “siempre estuvo ahí”. “Acompañaba a las lecturas a mi padre sin saber muy bien lo que estaba pasando y los poetas que conozco fueron mis amigos antes de que pudiera entender sus poemas. Llegué sin buscarlo, siempre ha representado una unión, un viaje, un momento para compartir”, relató.
Sobre la profesión que ha elegido, la arquitectura, dice haber encontrado sus dificultades para saber cómo se complementa con la poesía, pero que en la actualidad sería “incapaz de entender la una sin la otra, las transferencias van en las dos direcciones”. “La comprensión gráfica y perceptiva de la arquitectura me resulta una fuente inagotable a la hora de escribir, y la manera de mirar, de girar, de cambiar los puntos de vista de un poema, de destrozar para recomponer podría ser el hilo de una clase de arquitectura”.
Por último, acerca sus años en el festival de poesía afirma haber encontrado en él “una familia”. “Hemos crecido juntos encontrándonos en diferentes momentos. La semana del FIP dejamos todo lo que estamos haciendo y el año es lo que precede y sigue. Me ha enseñado a compartir, a entender al resto, a relacionarme con gente de cualquier parte del mundo. Vi como el festival empezó en una servilleta de papel y su vida y sus anécdotas son un recuerdo imborrable”, concluyó.