La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada ha acogido este jueves el juicio contra un preso que aprovechó un permiso penitenciario para fugarse y que está acusado de agredir sexualmente a una joven que trabajaba como dependienta en una tienda de ropa situada en el Carril del Picón, en Granada capital.
La Fiscalía solicita para el procesado, de iniciales F.J.M.G., un total de 21 años de prisión, por un delito de agresión sexual, otro de robo con intimidación y un tercero de lesiones psíquicas, los mismos que le atribuye la acusación particular –representada por la letrada de Amuvi y socia de Litigalia Yolanda Solana–, que eleva sin embargo su petición de condena a los 23 años de cárcel.
El inculpado ha negado que agrediera sexualmente a la joven, pero ha admitido que sí acudió a la tienda a robar porque necesitaba dinero. Asimismo, ha afirmado que llevaba un cuchillo para intentar intimidarla, pero que era de plástico y que no tenía intención por tanto de causarle daño.
Sin embargo, la víctima, que ha declarado tras una pantalla de madera para evitar ver a su presunto agresor, ha relatado que aquel día de marzo de 2012, cuando hablaba por teléfono con una compañera entró un hombre en la tienda, lo que a ella le sorprendió porque no era habitual, ya que sólo vendía ropa de mujer. Eran las 13,00 horas aproximadamente, y, cuando el hombre se acercó al mostrador en el que ella se encontraba, le colgó el teléfono.
Entonces, la joven intentó salir fuera, pero el individuo se colocó en la salida para evitarlo y comenzó a acorralarla hasta el probador, que tenía una cortina. Le obligó a entrar en él y allí le dijo que se quitara la ropa, a lo que ella accedió previa amenaza con un cuchillo de grandes dimensiones que le había enseñado.
Él la conminó entonces a que le practicara sexo oral, y ella se vio obligada. Además, le hizo tocamientos y la besó, aunque ella no paraba de decirle que su compañera aparecería en cualquier momento, por lo que el hombre finalmente, también tras enseñarle el cuchillo, ya se centró en pedirle que le entregara el dinero de la caja registradora, que la joven le dio.
Preguntada por la magistrada-presidenta del tribunal, ha mirado a través de una mirilla en la pantalla que la separaba del acusado y lo ha reconocido como la persona que la agredió aquel día, aunque entre lágrimas por revivir lo ocurrido. La joven ha explicado que aquello le ha cambiado la forma de ser y que ha pasado “a no tener miedo de nada a tenerlo de todo”. “No me siento segura”, ha dicho.
En la sesión de este jueves también han declarado los agentes de Policía Nacional que identificaron al agresor y que lo detuvieron. Según han explicado, el hombre volvió 20 días después a la misma tienda, cuando ya se encontraba en ella otra dependienta, a la que volvió a atracar, y se le identificó por las huellas dactilares.
Sospechando que podría tratarse del mismo que había cometido además una agresión sexual pocas semanas antes en el mismo lugar, los policías le enseñaron imágenes de ese hombre a la víctima, que lo reconoció sin género de dudas. Ello llevó a su detención en Granada, concretamente en la cueva en la que se alojaba con su esposa e hijo.
Las peritas psicólogas que la atendieron han señalado que la joven sufre los síntomas propios de las víctimas de agresión sexual o situaciones traumáticas, como ansiedad o inestabilidad emocional, por las que ha estado recibiendo terapia.
Tras la lectura de las conclusiones y los informes, el juicio queda visto para sentencia este jueves.